Alemania quedó ayer de nuevo convulsionada por el terror a consecuencia del ataque indiscriminado de un hombre armado con un cuchillo de cocina de 13 centímetros dentro de un autobús lleno de pasajeros. El individuo, de nacionalidad alemana y de origen iraní, de 34 años, hirió al menos a una decena de personas, dos de ellas de gravedad, en un ataque que tuvo lugar en la ciudad de Luebeck, en el norte del país, localidad ubicada a 58 kilómetros de Hamburgo, en la región de Schleswig-Holstein.

Ante la situación de terror dentro del vehículo, finalmente el conductor, que también fue atacado tras enfrentarse al agresor, logró abrir las puertas del autobús posibilitando la huida de los pasajeros. Algunos de ellos corrieron hasta localizar a un coche de la policía que se encontraba en las inmediaciones. El agresor fue finalmente detenido.

Un testigo explicó que «los pasajeros saltaron del autobús gritando. Fue terrible». Otro aseguraba: «Ha sido una carnicería». Varios pasajeros afirmaron que el atacante eligió al azar a sus víctimas. «Una de ellas acababa de ceder su asiento a una mujer mayor cuando fue herido en el pecho», según un testigo citado por el diario Lübecker Nachrichten.

El ministro del Interior del estado federado, Hans-Joachim Grote, precisó que seis de los heridos recibieron varias puñaladas y que el resto fueron golpeados. Inicialmente, algunos medios locales habían hablado de hasta 12 heridos e incluso de una víctima mortal, lo que fue desmentido. Las autoridades pidieron comprensión ante la imposibilidad de dar más detalles mientras se seguía con la investigación de los hechos. Fuentes policiales confirmaron únicamente que el atacante había sido detenido y que se investigaba el contenido de una mochila abandonada que quedó en el interior del autobús.

TESTIGOS PRESENCIALES / Según informaciones de testigos presenciales recogidos por NTV, el ataque se produjo cuando el autobús estaba lleno a rebosar de pasajeros que se dirigían a la localidad vecina de Travemuende, donde ayer comenzaban las fiestas locales. La Policía, sin embargo, no advertía indicios de un trasfondo terrorista en el ataque, que se produjo sobre las 13.30 horas, ni de una «radicalización política» del detenido.

La fiscal, Ulla Hingst, pidió reiteradamente comprensión y paciencia a los ciudadanos frente a las múltiples especulaciones que circulaban en los medios hasta poder comprobar con total seguridad la identidad del agresor. Hingst aclaró que se exploran todas las pistas y «que no se puede excluir ninguna».

El tráfico rodado quedó restablecido a media tarde en la zona, después de que durante horas quedase cortado en un amplio radio de seguridad en el barrio de Kücknitz, en el norte de la ciudad, mientras se seguía investigando el contenido de una mochila que quedó abandonada en el autobús y que contenía un acelerador de ignición pero no material explosivo.

Artificieros de la Policía inspeccionaron la mochila abandonada por el agresor ante el temor de que contuviera explosivos. Algunos pasajeros habían afirmado que de la mochila surgía alguna sustancia o humo. Si bien el móvil del ataque aún no ha sido establecido, ocurre en un contexto particularmente tenso en Alemania, que ha sido escenario de diversos atentados o intentos de atentado de signo integrista en los últimos años, algunos de ellos perpetrados con arma blanca.

AUGE ULTRA / Y esos atentados han generado en buena parte de la opinión pública un rechazo a la inmigración que, al igual que en muchos otros países de Europa, está siendo explotada por los partidos populistas y de la ultraderecha, una fuerza en auge en el país. Con un discurso islámofobo y sirviéndose de problemas como la desigualdad y la pobreza para culpar directamente a la inmigración, el partido Alternativa para Alemania (AfD) ha ido avanzando posiciones en el país, logrando entrar en todos los parlamentos regionales y obteniendo un 12,6% de los votos a nivel federal en las elecciones celebradas el año pasado.

La irrupción de este discurso de dureza con la inmigración ha fracturado también al Gobienro de la cancillera ALEMANA, Angela Merkel, con sus aliados bávaros asumiendo parte los postulados de los ultraderechistas y xenófibos.