La torre Eiffel se blinda frente a la amenaza terrorista. El monumento más visitado del mundo, al que acuden anualmente seis millones de turistas, inicia este lunes los preparativos para construir un muro antibalas. Será de vidrio transparente, medirá tres metros de altura y costará 20 millones de euros.

Las obras arrancarán el próximo 5 de octubre y está previsto que terminen la víspera del 14 de julio del 2018, a tiempo para lanzar desde allí los habituales fuegos artificiales de la fiesta nacional francesa.

La gran dama de hierro ya estuvo fortificada de manera temporal durante el campeonato europeo de fútbol celebrado en el 2016, pero debido al persistente riesgo terrorista las autoridades locales han tomado la decisión de protegerla de manera permanente.

De paso, se acometerán algunas reformas para mejorar los accesos. Junto a la muralla antibalas que se levantará para separarla de la vía pública, se instalarán también unas verjas laterales de 3,24 metros de alto en la zona ajardinada. Eso permitirá eliminar las vallas actuales que trazan el pasillo donde los turistas hacen cola para comprar sus billetes y subir a la torre.

El proyecto corre a cargo del arquitecto Dietmar Feichtinger, responsable entre otras obras de la pasarela de acceso al famoso Mont Saint Michel. Su mayor reto será reforzar la seguridad del monumento sin generar en los turistas una sensación de angustia.

Impedir el ‘efecto prisión’

"Al tratarse de un monumento famoso había que encontrar un equilibrio: lograr un nivel de seguridad adecuado y al mismo tiempo evitar que el lugar fuera angustioso. La principal dificultad reside en proteger una obra que está en un espacio abierto", explica en 'Le Figaro' Serge Boulanger, director adjunto del gabinete de la prefectura de policía de París. Por eso, la altura de los muros se ha estudiado minuciosamente para impedir un 'efecto prisión'.

Los responsables de la lucha antiterrorista tienen claro que la torre Eiffel debe reforzar su seguridad porque al tratarse del símbolo de París por excelencia es un claro objetivo terrorista y aparece en las imágenes de propaganda del autodenominado Estado Islámico. Sin embargo, aunque hay consenso en el diagnóstico, hay discrepancias sobre la solución elegida.

El cristal blindado de las dos murallas -una en la parte delantera y otra en la trasera- tendrá un espesor de 7 centímetros para resistir eventuales disparos con kalachnikov pero los vecinos de la zona no las tienen todas consigo.

Muchos creen que las zonas laterales de la torre seguirán siendo puntos débiles y que las filas de turistas que se formen en el exterior del nuevo recinto serán un objetivo potencial de los terroristas.

Diez meses de obras

Sin embargo, la Sociedad de explotación de la torre Eiffel (Sete), que asumirá el coste total de las obras, defiende su plan con el argumento de que la mayoría de las entradas se venderán a través de internet para reducir notablemente el tiempo de espera en las colas.

Además, se modernizarán los sistemas de vídeo vigilancia y se mantendrá el despliegue de policías y militares en el perímetro de la torre. A los vecinos del elegante barrio parisino les preocupa, igualmente, el engorro que conllevan diez meses de obras en una zona sometida a altos niveles de seguridad.