Desde Varsovia, horas antes de que empiece la cumbre del G-20 de Hamburgo, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha confirmado con más contundencia que en otras ocasiones el compromiso de su país con la OTAN, a la vez que ha alertado de los peligros que se ciernen sobre la civilización occidental y se ha erigido como defensor de sus valores.

El mandatario estadounidense sí ha subrayado en esta ocasión el compromiso de su país "no solo con palabras, sino con hechos" con el artículo 5 del Tratado de la OTAN, que especifica la defensa mutua de todos los estados miembros socios de la Alianza Atlántica en caso de ataque, algo que evitó hacer durante la visita a su sede el pasado 25 de mayo. Eso sí, también ha aprovechado para elogiar el “magnífico” compromiso polaco con la OTAN, con una aportación que, a diferencia de un gran número de socios europeos, cumple con el objetivo de destinar el 2% del PIB a la Alianza Atlántica, y reiterar que “Europa debe hacer más”.

Asimismo, Trump ha lanzado una apocalíptica advertencia sobre las políticas de sus socios europeos y el futuro de la sociedad occidental, de la que se ha erigido en baluarte. “Nuestros valores prevalecerán, nuestra civilización triunfará”, ha sentenciado.

"IDEOLOGÍA OPRESIVA"

Así, desde la plaza Krasinski, donde se encuentra el monumento al alzamiento de Varsovia de 1944, la mayor rebelión civil contra laAlemania nazi, Trump ha alabado a Polonia como un país referente en la defensa de la civilización y ha alertado una vez más sobre los peligros del terrorismo de una “ideología opresiva que amenaza al mundo”. Además de centrarse en la seguridad, sus palabras se interpretan como otro golpe a las políticas migratorias de países como Alemania que abrieron las puertas a los refugiados. Más allá de las críticas, Trump ha asegurado que el vínculo con Europa es “tan fuerte como siempre”.

Trump ha tomado parte en Varsovia en la denominada Cumbre de los Tres Mares, con la participación de 12 países del centro y el este europeos. A su término, ha asegurado que está trabajando junto aPolonia para gestionar las amenazas de Rusia, una de las principales preocupaciones de la derecha polaca. “Instamos a Rusia a poner fin a toda actividad desestabilizadora en Ucrania y otros lugares”, ha remarcado. El viernes por la tarde, se reunirá en Hamburgo con el presidente ruso Vladímir Putin en el primer encuentro bilateral entre Washington y Moscú desde el setiembre del 2015.

"BIEN HABRÍA PODIDO SER RUSIA"

También ha habido una ambigua referencias a la interferencia del Kremlin en las elecciones estadounidenses del pasado 8 de noviembre, que ganó el magnate inmobiliario. “Creo que bien habría podido ser Rusia u otros países. Nadie lo sabe con certeza”, ha apuntado, si bien ha aprovechado para volver a acusar al expresidente Barack Obama de conocer los movimientos de Moscú y “no hacer nada” porqué creía que ganaría Hillary Clinton.

Tras el lanzamiento de un misil intercontinental por parte deCorea del Norte, el mandatario estadounidense ha enviado un claro mensaje a Pionyang, anunciando que considera respuestas "muy severas", y ha alentado a “todas las naciones” a unirse contra su “peligroso comportamiento”.

ALIADO ULTRACONSERVADOR

La elección de Polonia como primera parada europea de Trump antes del G-20 tiene un alto peso simbólico. El Gobierno ultraconservador de Varsovia, criticado por su deriva autoritaria, es junto a la Hungría de Víktor Orbán la voz más crítica contra la llegada de refugiados y contra el papel de Bruselas. A eso se le suma que Polonia es el país más católico y uno de los más homogéneos de Europa y que ha calificado la llegada de inmigrantes musulmanes como una “bomba bajo los pies” de la civilización cristiana, según llegó a asegurar su ministro del Interior, Mariusz Blaszczak. Ultracristianismo, xenofobia, ataques al 'establishment' y a la prensa, pilares del ejecutivo polaco que le acercan al nuevo Washington.

Pero esta parada también responde a motivos geoestratégicos. Así, el presidente estadounidense ha aplaudido la nueva alianza comercial inaugurada el mes pasado con el primer envío de gas licuado estadounidense. Interesado en una mayor exportación de sus recursos energéticos, Washington ha visto en Varsovia un importante cliente que busca reducir una dependencia del gas ruso que la ha llevado a ser su “rehén”, en palabras del propio Trump.

Sedientas de una imagen de calurosa bienvenida al presidente, las autoridades polacas han desplazado en bus a gente de todo el país hasta el centro de Varsovia para presenciar el primer discurso público de Trump en Europa. Lejos de esa imagen, solo un 6% de los polacos está entusiasmado con la visita del presidente estadounidense y un 23% confía en él.