El presidente de EEUU, Donald Trump, se ha visto envuelto en una nueva polémica interna y está afrontando duras críticas entre la clase política, tanto republicana como demócrata, por su respuesta ante la violencia generada por la polémica marcha supremacista en Charlottesville, que este sábado se saldó con un muerto y 19 heridos entre los participantes en una contramanifestación de activistas de izquierdas.

Tras conocerse la muerte de una mujer y las heridas entre 19 manifestantes provocadas por un coche lanzado contra la multitud -cuyo conductor fue detenido e identificado como James Alex Fields Jr, un simpatizante ultraderechista-, Trump condenó la violencia de "muchos, muchos bandos", pero evitó referirse explicítamente a la extrema derecha, organizadora de la marcha racista.

Sus palabras fueron criticadas por republicanos y demócratas. El senador republicano por Colorado, Cory Gardner, le pidió decir las cosas por su nombre. "Señor presidente, debemos llamar al mal por su nombre", afirmó Gardner, y añadió: "Fueron supremacistas blancos y fue terrorismo doméstico", dijo en relación a los incidentes.

Sus comentarios tuvieron eco entre varias figuras republicanas de alto rango. Por su parte, el gobernador de Virginia, el demócrata Terry McAuliffe, declaró que su único mensaje para los supremacistas blancos que habían acudido a Charlottesville era: "Go home" (Iros a casa).

Auge ultraderechista

Los incidentes han confirmado los temores sobre el auge de las tesis ultraderechistas en determinados estratos sociales de EEUU. Algunos observadores han apuntado que la elección de Trump para la Casa Blanca ha dado nuevas energías a la extrema derecha por todo el país.

El Southern Poverty Law Center, una organización por los derechos civiles, ha señalado que "la carrera electoral de Trump electrificó a la derecha radical, que vio en él un campeón de la idea de que EEUU es fundamentalmente un país de hombres blancos".

En su respuesta a la violencia registrada en Virginia, Trump condenó "en los términos más enérgicos posibles esta exhibición atroz de odio, fanatismo y violencia de muchos lados". "El odio y la división deben detenerse ahora mismo", declaró a los periodistas en Nueva Jersey, donde está de vacaciones. "Tenemos que unirnos como americanos con amor por nuestra nación", agregó.

Marco Rubio: "Es un ataque terrorista"

Estas palabras, sin embargo, no fueron lo bastante lejos para los demócratas ni para muchos de los miembros del Partido Republicano. "Es muy importante para la nación oír [al presidente Trump] describir los acontecimientos en #Charlottesville por lo que son, un ataque terrorista de blancos supremacistas", tuiteó el senador republicano Marco Rubio.

Otra figura conservadora, Ted Cruz, calificó el atropello de "acto grotesco de terrorismo doméstico", y aún hubo palabras más fuertes del senador Orrin Hatch, de Utah: "Sus antorchas [de los supremacistas] pueden estar encendidas con citronela, pero sus ideas están encendidas por el odio y no tienen lugar en la sociedad civil", dijo en un tuit. En otro mensaje, Hatch declaró: "Deberíamos llamar al mal por su nombre. Mi hermano no dio su vida luchando contra Hitler para que las ideas nazis no fueran desafiadas aquí en casa".

Réplicas de Pelosi y Clinton

La líder demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, afirmó que "la conversación del presidente sobre la violencia 'de muchos lados' ignora la vergonzosa realidad del supremacismo blanco en nuestro país hoy en día".

La antigua rival de Trump en la carrera hacia la Casa Blanca, la demócrata Hillary Clinton, declaró que "cada minuto que permitimos que esto persista mediante nuestro tácito estímulo o inacción es una desgracia y corrosivo para nuestros valores".