Si a estas alturas no habían quedado suficientemente claros los motivos que llevaron a Donald Trump a despedir al jefe del FBI el pasado 9 de mayo, nuevas revelaciones despejan las pocas dudas que quedaban. Al día siguiente de cesarlo, el presidente de Estados Unidos se reunió en la Casa Blanca con el ministro de Exteriores ruso y durante la conversación le dijo que despidió a James Comey porque“estaba loco” y al hacerlo se quitó de encima la “gran presión” a la que estaba siendo sometido por la investigación de la trama rusa. Los términos de la conversación, filtrada a 'The New York Times' por uno de los funcionarios presentes durante el encuentro, dejan en evidencia los motivos esgrimidos inicialmente por la Casa Blanca para justificar la destitución de Comey, el hombre que lideraba las pesquisas del 'Rusiagate'.

“Acabo de despedir al jefe del FBI. Estaba loco, era un auténtico lunático”, le dijo el presidente a Serguéi Lavrov en el Despacho Oval. “Me enfrentaba a una gran presión por Rusia. Eso se ha acabado”. De acuerdo con la transcripción, Trump le confesó también que no está bajo investigación, algo que le llegó a decir Comey hasta en tres ocasiones antes de ser despedido, según ha contado el mandatario, una de ellas, al menos, a instancias del presidente.

PALABRAS NO DESMENTIDAS

La Casa Blanca no ha negado las palabras reproducidas por la prensa. Su portavoz ha afirmado que Comey había politizado la investigación y al poner sobre Trump una “presión innecesaria” había socavado su capacidad para negociar con Rusia sobre Siria, Ucrania o el Estado Islámico.

No es el único golpe del día para Trump porque el 'Washington Post' publica que uno de sus asesores en la Casa Blanca está siendo investigado por el FBI por su presunta relación con el Kremlin. El artículo no revela el nombre del funcionario en cuestión, pero sí dice que habría sido designado como “persona de interés” en la investigación.