Donald Trump ha vuelto a criticar duramente el acuerdo nuclear con Irán. Y lo ha hecho con Emmanuel Macron a su lado, toda una indicación de las dificultades que tendrá el presidente francés para lograr que su homólogo estadounidense mantenga vivo el acuerdo antes del 12 de mayo, la fecha que Trump se impuso para decidir su suerte. En una comparecencia en el Despacho Oval, Trump ha asegurado que pacto firmado en el 2015 para frenar el programa nuclear iraní es un "acuerdo horrible", "ridículo" y "descabellado" porque no incluyó medidas para que Teherán detuviese también sus ensayos con misiles balísticos ni tampoco impuso límites a sus actividades en Siria o Yemen.

Las palabras del líder estadounidense reflejan el desafío hercúleo al que se enfrenta Macron, que ha llegado a Washington con la intención de persuadir a su socio para que mantenga el acuerdo. Como dijo el francés en una entrevista esta semana, la comunidad internacional no tiene un plan B para reemplazar los términos pactados con Irán por EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania.

El "perfecto" Macron

La comparecencia ha servido también para escenificar la amistad que ambos dirigentes mantienen. "Están diciendo que tenemos una gran relación. Y por una vez es correcto. No es una noticia falsa", ha dicho Trump. El intercambio ha dejado también una anécdota poco habitual, cuando Trump ha acariciado el hombro de Macron y ha dicho ante las cámaras que le estaba quitando "un trozo de caspa". "Tenemos que asegurarnos de que está perfecto. Él es perfecto", ha dicho Trump antes comenzar las reuniones con su colega, con el que cenó el lunes en la finca de Mount Vernon que perteneció a George Washington, el primer presidente de Estados Unidos. A la cena asistieron también las primeras damas, Melania y Brigitte. Todos ellos cenarán este martes en la Casa Blanca junto a unos 150 invitados, la primera cena de Estado que Trump albergará desde que es presidente.