Donald Trump ha cumplido este martes con dos promesas más de su campaña, dos decisiones que van a acentuar su enfrentamiento con los ecologistas y galvanizar de nuevo a los indígenas estadounidenses. El nuevo presidente de Estados Unidos ha firmado varios decretos para relanzar la construcción de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, ambos paralizados por la Administración Obama por los riesgos medioambientales que acarrean. Trump se ha comprometido a renegociar los "términos y las condiciones” de ambos proyectos energéticos, un primer paso para que sean eventualmente aprobados por su Administración, y ha asegurado que servirán para crear decenas de miles de empleos.

El anuncio se ha producido en el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde el republicano ha firmado otros tres decretos. Uno de ellos obliga a producir las tuberías para los oleoductos en EE UU, una medida que según ha asegurado servirá para impulsar la industria del acero. Otro de los firmados pretende rebajar los trámites burocráticos que hay que cumplir antes de abrir una fábrica, un papeleo que, según Trump, es tan “farragoso, largo y horrible” que muchos emprendedores acaban desistiendo. Por último, ha anunciado medidas para reducir también los trámites de impacto medioambiental que deben superarse antes de poder acometer un proyecto de infraestructuras. El inquilino de la Casa Blanca ha dicho también que son demasiado largos y que pretende ponerse a reconstruir puentes, carreteras y otras obras públicas, un necesidad largamente aplazada.