Las autoridades tunecinas han detenido a más de 20 sospechosos de pertenecer a células yihadistas, de los cuales 10 tendrían una relación directa con el ataque al Museo del Bardo en el que murieron una veintena de turistas y tres ciudadanos del país norteafricano. Así lo ha explicado el portavoz del ministerio del Interior este sábado en una misa en la catedral de Tunez, en la que han acudido algunos miembros del ejecutivo.

El asalto del miércoles, el más mortífero en el que han muerto extranjeros en Tunez desde un bomnardeo suicida en Djerba en el 2002, llegó en un momento frágil para un país que vive un proceso democrático iniciado hace cuatro años.

El Gobierno ha asegurado que los dos terroristas que atacaron el museo habían sido entrenados en campos yihadistas en Libia. "Estamos realizando una campaña de largo abasto contra los extremistas", ha explicado el portavoz, que ha mostrado la fotografía de otro sospechoso y ha pedido a los ciudadanos que colaboren para capturarlo. El ejecutivo tunezino también ha anunciado sus planes de desplegar el ejército en las grandes ciudades del país para "garantizar la seguridad".

TENSIÓN EN EL NORTE DE ÁFRICA

Aunque el Estado Islámico se ha declarado responsable del ataque, cuentas en las redes sociales cercanas a Al Qaeda en Tunez han publicado también detalles preparatorios de la operación contra el museo. Los ataques ilustran como los militantes terroristas están prestando más atención al norte de África, especialmente en Libia, donde dos gobiernos rivales luchan por el control, permitiendo de esta forma al Estado Islámico ganar territorio.