El número de refugiados kurdos que ha cruzado de Siria a Turquía en los últimos cuatro días huyendo de la nueva ofensiva del Estado Islámico (EI) ha superado ya los 130.000, según cifras de las autoridades turcas. Cargados con mantas, colchones y sacos de provisiones, la boca seca por el sol y la sed, los kurdos se agolpan en masa ante el alambre de espino de la frontera en espera de que los soldados del Ejército turco y los agentes de policía les den permiso para pasar a través de ocho puntos improvisados.

El viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus, explicó que su país ha tomado «precauciones» en espera de un incremento del flujo de refugiados «que se podrían contar por cientos miles» dado que en la zona atacada más recientemente por el EI, el cantón kurdo de Kobani, habitan más de 400.000 personas, muchas de ellas procedentes de otras partes del norte de Siria y que habían buscado protección en este territorio bajo control kurdo. Según fuentes kurdas, unas 200.000 personas han huido ya de sus hogares en el cantón de Kobani, la mayoría de ellas a Turquía, pero otras se han refugiado en la capital provincial, con la esperanza de que las milicias kurdas detengan el avance yihadista.

Pero los batallones del EI han avanzado hasta llegar apenas a 15 kilómetros de la ciudad de Kobani, conquistando un centenar de aldeas de los alrededores. Unos 800 civiles de estos pueblos permanecen en paradero desconocido y no se descarta que hayan sido asesinados o secuestrados. Además, la situación en el interior de la asediada ciudad es grave puesto que la población sufre escasez de alimentos y agua, alertó el responsable kurdo Esmat Sheij Hasan en declaraciones a Efe.

Kobani, así como los otros dos cantones kurdos en el norte de Siria -Afrin y Yazira-, están incomunicados entre sí y separados por territorio en su mayoría controlada por los yihadistas. Un refugiado kurdo explicó a este diario que la única manera de conseguir provisiones es a través del contrabando, bien a través de la frontera turca o bien negociando con los batallones que rodean los territorios kurdos: «Todo es cuestión de dinero».

EL FUTURO

El futuro de los kurdos de Siria se juega estos días en Kobani, ya que si cae este cantón -el punto débil dado que por su situación geográfica es más fácil de rodear y por su plana orografía es más difícil de defender-, los propios kurdos creen que el EI intentará conquistar Afrin y Yazira, poniendo fin al Gobierno autónomo que los kurdos han establecido allí desde el inicio de la guerra civil siria. «Si pierden los kurdos, perderá la humanidad», avisó Selma Irmak, diputada kurda de Turquía.

«Defenderemos Kobani hasta el final», aseguró a Efe el político kurdo-sirio Nauaf Jalil, quien además hizo un llamamiento a la ayuda internacional ya que el equilibrio de fuerzas es favorable a los yihadistas, que usan armamento pesado. De hecho, medios kurdos informaron de que tres milicianos kurdos -que sólo disponen de armas ligeras- se hubieron de inmolar en una aldea para detener el paso de los tanques. Con todo, la milicia kurda YPG informó de que el domingo se detuvo el avance de los yihadistas en el frente oriental y ayer dieron un «fuerte golpe» al EI en el frente oeste de Kobani al destruir cinco vehículos armados.

El Gobierno turco incrementó ayer sus demandas de intervención para crear una «zona tapón» en territorio sirio, pero los kurdos de uno y otro lado sospechan de sus intenciones ya que las autoridades de Turquía han impedido el paso a los voluntarios que pretenden entrar en Kobani para ayudar en su defensa, algo que ayer provocó enfrentamientos con la policía en varias localidades. Ankara ve con malos ojos el papel que los kurdos adquieren en esta contienda puesto que la YPG está estrechamente ligada al PKK, un grupo armado que ha librado una dura guerra de guerrillas contra el Estado turco durante tres décadas y que está incluido en varias listas de organizaciones terroristas.