La Unión Europea llega este lunes a las conversaciones sobre el 'brexit' con los deberes hechos, las cartas boca arriba, una postura común sin fisuras y el motor bien engrasado para maniobrar por una carretera que nadie duda que será tortuosa. Los dirigentes europeos son conscientes de que el proceso que tienen por delante es sumamente complicado, pero llevan prácticamente un año preparando con precisión quirúrgica la madre de todas las negociaciones -el primer divorcio en la historia del club- y están, aseguran, “preparados”.

Pese al choque inicial que supuso la victoria del 'brexit' en el referéndum del 23 de junio del 2016, apenas un mes más tarde Bruselas contaba ya con el negociador perfecto para la tarea, el exministro y excomisario francés Michel Barnier, cuyo nombramiento fue visto desde el otro lado del Canal de La Mancha como una declaración de guerra. Y dos días después de que la primera ministra británica, Theresa May, notificara oficialmente su deseo de abandonar la UE -el 29 de marzo del 2017- los Veintisiete tenían ya sobre la mesa una propuesta de directrices de negociación con las líneas rojas claras y bien marcadas.

Desde entonces la situación política en el Reino Unido ha dado un giro de 180 grados. May convocó elecciones para destruir a los laboristas y fortalecer su postura y el tiro le salió por la culata:perdió la mayoría conservadora en el parlamento de Westminster y la autoridad política para imponer su visión. “No es un buen resultado porque a Londres le pedíamos orientaciones claras y estabilidad y lo que vemos hoy es desorientación. Algunos lo llaman situación caótica. Theresa May apostó y perdió”, decía esta semana el jefe de filas de los conservadores en la Eurocámara, Manfred Weber.

POSICIÓN DE FUERZA

Comparte su opinión el director del 'think tank' europeo Bruegel. “En el lado británico es todo muy incierto. En la UE, sin embargo, el mandato está claro. Los europeos están más seguros sobre el proceso y la UE está en una posición de fuerza”, opina Guntram Wolff. Frente al desbarajuste político británico, los Veintisiete han sabido mantenerse sorprendentemente unidos y firmes. Nadie sabe a ciencia a ciencia cuál es el objetivo de May. Si un 'brexit' blando, un 'brexit' duro o una salida caótica. Pero lo que sí tienen claro los europeos, que han publicado varios documentos ya sobre su posición negociadora y piensan publicarlos todos para disgusto de Londres, son sus límites y que no habrá un brexit a la carta.

Los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la UE aprobaron su posición negociadora el 29 de abril -un mes después de que May entregara la carta que pone en marcha el reloj de la desconexión- y el 22 de mayo culminaban el proceso con la adopción unánime de un mandato negociador y tres líneas rojas absolutamente prioritarias para el bloque comunitario: los derechos de los ciudadanos europeos, la factura que Reino Unido tendrá que pagar por salir -se ha filtrado la cifra de 100.000 millones- y un acuerdo sobre la frontera de Irlanda del Norte. La UE ha optado por una estrategia negociadora dura frente a los reiterados órdagos de Londres, que ha amenazado con marcharse sin acuerdo si el que pactan no les convence. El primer 'round' arranca este lunes en Bruselas.