El UKIP, el partido eurófobo británico que empujó hacia la salida de Europa el Reino Unido, se desintegra. La victoria del brexit en el referéndum del 2016 fue su gran triunfo y el comienzo de la caída en picado. Abandonada por los votantes, endeudada y sin objetivos políticos definidos, el comportamiento de su último líder, el cuarto en los últimos 18 meses, va camino de enterrar definitivamente la formación antiinmigración.

Henry Bolton, al frente del partido desde septiembre, se aferra al cargo a pesar del voto de censura unánime del comité ejecutivo nacional reunido el domingo. Bolton llevaba varias semanas tambaleándose, después de que salieran a relucir unos mensajes racistas de su novia contra Meghan Markle, que en mayo se convertirá en la esposa del príncipe Enrique.

Bolton se separó inesperadamente de su mujer para marcharse en diciembre con Jo Marney, una exmodelo de lencería de 25 años, afiliada el UKIP. El idilio apenas duró cuatro semanas, el tiempo que tardaron los medios en descubrir los comentarios racistas de Marney en las redes sociales. Según ella, una «negra americana» convertida en princesa «mancharía» a la familia real con su «semilla».

El UKIP siempre giró en torno a la figura de Nigel Farage y el único objetivo era sacar al Reino Unido de la Unión Europea. Cuando Farage dimitió en julio del 2016, declaró que su «ambición política está cumplida». El partido perdió pie. Conseguido el objetivo del brexit los simpatizantes desertaron. Si en la campaña de las elecciones europeas del 2014 el UKIP logró un tercio de todos los votos y en la general del 2015 el 12,6%, en las elecciones del pasado mes de junio apenas alcanzó el 1,8%.

Farage no volverá al UKIP y está barruntando la posibilidad de crear un nuevo partido. Puede incluso que el proyecto esté muy avanzado. Los medios británicos han hablado de sus contactos con el multimillonario, Arron Banks, quien durante años financió el UKIP.