El chavismo y la oposición se sintieron ayer ganadores en las calles de Venezuela. Unos y otros mostraron elocuentes imágenes de una victoria que el adversario desconocía en las dos consultas que organizaron paralelamente. La oficialista, un simulacro previa a la que se celebrará el 30 de julio para modificar la Constitución, y la de la oposición, para mostrar el rechazo al presidente Nicolás Maduro. Un capítulo más del pulso y la división que se vive en el país caribeño.

La jornada estuvo jalonada de algunos incidentes que enfrentaron en las calles a partidarios de ambos bandos y la Fiscalía informó oficialmente de la muerte violenta de al menos una mujer, así como varios heridos. Fuentes opositoras informaron que habían sido dos las personas muertas a manos de grupos paramilitares, que al parecer dispararon en plena calle en el núcleo de Catia, en el oeste de Caracas.

El Gobierno aseguró que el simulacro -así calificó la consulta que organizó- fue un éxito que servirá para disuadir a la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) de llevar a cabo más acciones antigubernamentales, que el chavismo califica de golpistas. La MUD, por su lado, hizo lo propio, y afirmó que su consulta, con la que se propone mostrar al mundo el grado de rechazo social que provoca la figura de Maduro, superó todas las expectativas de participación.

LIBERTAD DE CONCIENCIA

La división política que vive el país tuvo en la jornada electoral su máxima expresión en las consignas y cantos que utilizó cada bando. «Sí, se puede» fue el elegido por la oposición en los centros de voto. «Vamos todos juntos al poder constituyente, porque esto es de la gente/ por eso me postulo/ para escribir la historia con la constituyente» resultó lo más coreado por los seguidores de Maduro, una canción de Jesús Rondón, conocido como Chucho, un llamamiento a los chavistas para que dejen de lado la actual precariedad económica e imaginen un futuro venturoso con la reforma de la Carta Magna.

El diario venezolano El Universal definió la jornada como «El día de la libertad de conciencia». En su consulta, la MUD puso a prueba su capacidad de movilización -especialmente en Caracas- a tres meses de haber iniciado una protesta contra Maduro para forzar una salida electoral a la crisis del país. La votación de la oposición se llevó a cabo en 2.000 centros (plazas, parques, iglesias, canchas y escuelas privadas) dentro y fuera del país.

Los venezolanos afines a la MUD tuvieron que optar por «sí» o «no» a tres preguntas: la primera sobre si avala el acuerdo o rechaza la realización de la Constituyente. La segunda estaba relacionada con el papel de las Fuerzas Armadas (¿deben respetar el texto fundamental o ser un eslabón del Gobierno?) y, la última, sobre la necesidad de celebrar elecciones. «Hemos demostramos al mundo que el pueblo venezolano es el dueño de su historia», dijo el presidente de la Asamblea Nacional (AN), el opositor Julio Borges. Freddy Guevara, uno de los dirigentes más radicalizados de la MUD, afirmó que la participación había sido sorprendente «a pesar del sabotaje».

Henrique Capriles, excandidato presidencial y gobernador del estado de Miranda, señaló que si Maduro tuviera asesores sensatos «le dirían que evitara caer en el basurero de la historia» y, después de lo ocurrido en la consulta, suspendiera la Constituyente. «No solo la oposición ha participado en la consulta. Estuvieron también hijos, esposas y madres de militares y eso tienen que verlo en los cuarteles. El chavismo no es mayoría hoy en nuestro país. Venezuela ya no se divide como antes entre chavistas y antichavistas».

El expresidente colombiano, el conservador Andrés Pastrana, quien viajó a Caracas como observador de la consulta de la oposición, estimó que Maduro debe entender que «se le ha dicho no». Pastrana afirmó que la consulta, realizada al amparo de un artículo de la Constitución hecha en 1999 a imagen y semejanza de Hugo Chávez, es de carácter vinculante. Muy diferente se expresó la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, que pidió a la MUD que no genere «falsas expectativas» entre sus seguidores porque la «actividad política», como calificó la consulta de la oposición, «no tiene ninguna consecuencia jurídica en la ciudadanía».

Como respuesta a la convocatoria de la MUD y para evitar dejar esta jornada solo a la oposición, el Gobierno se vio obligado a convocar, paralelamente, el simulacro electoral de la constituyente para establecer una suerte de contrapeso político. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, dijo que «el país participó optimista» del ejercicio del voto.

UN PAÍS PARTIDO

Las máquinas electorales funcionaron a pleno rendimiento, aunque, a diferencia de lo que ocurrirá el 30 de julio, no se emitieron papeletas. El jefe de campaña de la Constituyente, Jorge Rodríguez, calificó de «marea humana» por la paz y el diálogo a los venezolanos que participaron en el ensayo electoral del Gobierno. Para el vicepresidente, Tareck El Aissami, «si el simulacro ha sido así, imaginen lo que van a ser los comicios de fin de mes».

Desde el Vaticano, el papa Francisco renovó sus oraciones por la «amada» Venezuela, pero a Caracas no llegan sus ruegos.