Hay trámites que todas las propuestas de ley tienen que pasar, pero con una histórica reforma sanitaria entre manos, cada uno de esos pasos se convierte en crucial. Ayer, el Senado votaba si permitía el inicio del debate en la Cámara de la propuesta de reforma presentada esta semana por el demócrata Harry Reid.

Aunque al cierre de esta edición no se había producido la votación, Reid se había asegurado los 60 votos necesarios para imponer la supermayoría a la oposición de 40 republicanos. Contaba para ello con los 58 senadores demócratas y los dos independientes, aunque varios senadores de su partido que se oponen a su propuesta tal y como está redactada no confirmaron hasta el último momento que permitirían que, al menos, empiece su debate.

El texto de Reid sitúa en 570.000 millones de euros la factura médica para la próxima década (140.000 millones menos que el texto aprobado en la Cámara de Representantes, con el que la propuesta del Senado deberá hermanarse si se aprueba). Nuevos impuestos a las aseguradoras contribuirán a financiar la expansión de la cobertura a 30 millones de personas sin seguro.

La propuesta prevé recortes en la cobertura pública para mayores y la creación de un mercado de seguros que incluirá un plan del gobierno, uno de los aspectos que rechazan republicanos.