La Máscara de San Blas volvió a salir por las calles de Ateca los días 2 y 3 de febrero. Tras el disparo anunciador comenzaron las fiestas y los atecanos pudieron disfrutar y participar de una gran variedad de actos.

La Máscara recorrió las calles del pueblo tras los chicos y chicas que intentaron quitarle los cascabeles que lleva cosidos al traje. Por la tarde, en el pabellón municipal, tuvo lugar una chocolatada con pastas, preparada por un grupo de la Asociación de Amas de Casa. A continuación, música y baile para amenizar el final de la tarde que concluyó con el tradicional reparto del Roscón de San Blas.

Por la noche, se procedió al encendido de la hoguera en la Plaza de España. Este año le correspondió a Manuel Pablo Morte Duce encender la hoguera. Para continuar la noche se repartió un trozo de longaniza, unas patatas asadas, pan y vino. Por la noche, la fiesta se trasladó al Pabellón con música y baile.

El 3 de febrero fue el día grande, donde hubo misa en la iglesia de San Martín y posterior procesión a la ermita. Donde el acto central de la fiesta fue la Máscara que emprendió la subida al cerro, sorteando la lluvia de manzanas que los chicos le tiraron desde lo alto del cerro, hasta que los ayudantes de La Máscara dieron la orden de parar. Al llegar al cerro, todos juntos cantaron la canción del cerro formando un corro. Por la tarde, se desarrollaron gran juegos y merienda para los más pequeños.

La Máscara de San Blas es una tradición ancestral, declarada de Interés Turístico Regional, y junto al Cipotegato de Tarazona o la Contradanza de Cetina transmiten antiguas costumbres.