En el anterior número de La Crónica de las Cinco Villas destacábamos que esta zona tiene el secreto de la eterna juventud, a juzgar por los cumpleaños de dos centeranias en Biota y Ardisa. En esta edición hay que volver a corroborar esta afirmación, ya que en Erla ha cumplido 100 años un vecino del municipio: Benjamín Tarragüél. Concretamente el 14 de octubre, una fecha que se festejó por todo lo alto en la localidad, gracias a un homenaje organizado por la Asociación de la Tercera Edad local y el consistorio erlano.

Fue una cita entrañable, en la que el homenajeado y su familia "se sintieron encantados. Estoy totalmente agradecido por todo lo que han hecho conmigo", dice el protagonista de estas líneas. Una persona a la que le gusta hablar con sus paisanos, "porque la gente es muy amable", dice, así como leer y ver los toros. "Cuando yo era joven me gustaba Félix Rodríguez, Márquez, Bienvenida, etc., ahora, mi favorito es José María Manzanares, a quien fui este año a ver torear a Huesca", reconoce este hombre que ha sido toda la vida agricultor.

Sobre su faceta laboral comenta que "la vida ha cambiado mucho mucho, el trabajo en el campo no es tan amargo como antes, ya que se ha mejorado la tecnología y la producción es mayor". Fueron tiempos duros que este erlano afrontó con paciencia, aunque reconoce "que ahora se vive mejor, porque hay más cosas".

Benjamín lleva una vida tranquila en el municipio que le vió nacer hace 100 años, en su casa familiar de la calle San Gregorio, un sitio en el que ha pasado cientos de horas y celebrado muchas cosas, por ejemplo, reuniones familiares en las que se degustan ricos alimentos, aunque, de entre todos ellos, destaca "la carne de ternasco, si es joven me encanta, porque es más sabroso". Es amante de la buena mesa, pero reconoce no haber fumado en su vida. Tampoco bebe, cualidades que, quizá, han hecho que se conserve en un perfecto estado de salud. Gracias a ello pudo disfrutar de su homenaje, en el que se escucharon jotas, hubo regalos por parte del consistorio y la Asociación de la Tercera Edad, y mucha participación vecinal, "es lo que más me impresionó", dice Celina Tarragüél, hija de Benjamín. El fruto de un matrimonio que se gestó en Erla, tras la unión de Benjamín con Sebastiana.

NURIA ASÍN