Cinco familias de la localidad ribereña de Bárboles tuvieron que abandonar sus casas en la madrugada del 26 de marzo por la subida del Jalón. El río alcanzó los 4,07 metros de altura, cuando la media no supera el medio metro. También afectó a las localidades de Grisén, Pleitas y Plasencia de Jalón, rodeadas por el agua.

El nivel se mantuvo estanco durante unas cinco horas por el alto volumen de agua que llevaba el Ebro, con más de 1.300 metros cúbicos por segundo, que no permitía al Jalón desaguar en la desembocadura. La cresta llegó a la capital aragonesa por la noche, más tarde de lo previsto porque en Alagón la punta, con 6,18 metros de altura, se mantuvo unas 5 horas.

A las 5.30 horas de la madrugada del día 26 los vecinos de la urbanización de Bárboles, junto a Grisén, decidieron abandonar sus viviendas. "El agua empezó a entrar a las calles y las casas. Solo nos dio tiempo a elevar los muebles y sacar a los perros", explicó Raquel Fernández, mientras esperaba a su marido que se había ido montado en la zodiac de los bomberos a inspeccionar el estado de las casas. "Debe haber más de un metro y medio de altura. No sé ni lo que quedará dentro", decía.

A pocos metros, Feliciano Adiego miraba el río desde la mota que los vecinos de Grisén habían levantado durante la noche. Se ha llevado por delante varias huertas. "Mientras no llegue a las casas estaremos seguros", afirmaba.

En Pleitas los vecinos también habían creado su propia barrera. El río había llegado a varias calles y temían que la acequia se desbordara. "Si sucede se llevará por delante todo el pueblo", aseguraba Luis Alberto Gay, uno de los vecinos que vigilaba el caudal. "Como somos solo 30 habitantes, por aquí no aparece nadie, ni los bomberos ni los políticos a hacerse la foto", criticó.

El mismo día 26, la DGA y la Diputación Provincial de Zaragoza aprobaron un convenio para reparar los caminos e infraestructuras locales. Supone un importe de 6,8 millones. Además, el Senado convalidó ese día el decreto de ayudas urgentes.