A la plaga del mejillón cebra se suma ahora la de la almeja asiática (Corbícula fluminea). La colonización del río Ebro por parte de especies dañinas e invasoras de moluscos se ha producido en tiempo récord.

Y mientras los esfuerzos de las administraciones se centran en el control de la expansión del mejillón cebra, cuyos daños económicos son ya altísimos, un vídeo de un miembro de Ansar-VoluntaRíos grabado en el soto de Cantalobos ha dejado al descubierto los cientos de almejas asiáticas que habitan desde hace tiempo y de manera silenciosa, en el fondo del río.

La rápida expansión de la especie ha sorprendido a los expertos. En la península está ya en casi todos los grandes ríos. En el Ebro, la primera colonia se detectó en el 2002, en el embalse de Mequinenza. Más tarde, en el 2005 se confirmó su presencia en otros pantanos del Ebro, y un año después en el Canal Imperial. Desde entonces, se ha extendido por toda la cuenca.

El tamaño máximo de un adulto puede superar los tres centímetros. Aunque la mayoría de los que se pueden ver en estos tramos del Ebro no superan el centímetro. Este molusco, ovalado, marrón y con estrías en las valvas, llega a vivir hasta siete años. Aunque su procedencia es del sur y el este de Asia y África, se desconoce cómo ha podido entrar a España, y de momento, no se conocen medidas para erradicarlo. Respecto a las consecuencias de la presencia de esta especie, por cada especie invasora nueva que accede al medio acuático desaparecen tres autóctonas.

De hecho, las almejas o náyades del Ebro están prácticamente desaparecidas en los tramos medios de Ebro. Y se está viendo cómo la fauna que llevaba miles de años viviendo en el medio está desapareciendo.