Entre los pilares fundamentes para una vida sana encontramos el deporte, la alimentación y el descanso. Cada vez son más los que practican actividad física con asiduidad y los que tratan de llevar una dieta saludable. Sin embargo, la población suele minusvalorar la relevancia que tiene el descanso en el estado físico y mental.

A corto plazo, la falta de sueño provoca que los mecanismos de toma de decisión y la capacidad de concentración se vean afectados negativamente y que los valores de estrés e irritabilidad se disparen. Mientras que, a largo plazo, no dormir lo suficiente aumenta el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares e incluso se han presentado indicios de la conexión entre las pocas horas de sueño y el cáncer de colón.

A su vez, existe una clara relación con el aumento de peso. La Universidad de Michigan ha publicado un estudio en el que las personas que no descansaron un número suficiente de horas ingirieron 70 calorías adicionales al día. Esto es debido a que la falta de sueño desvía el equilibrio hormonal que favorece la saciedad. Por tanto, en caso de que queramos utilizar el ejercicio físico para perder peso, no deberíamos dormir menos de lo recomendado bajo ningún concepto.

También se ha demostrado que la falta de horas de sueño produce una reducción en el rendimiento del deportista. Además, Von Rosen y col. (2016) señalaron que las personas físicamente activas que dormían como mínimo ocho horas diarias tenían un 61% menos de posibilidades de sufrir cualquier tipo de lesión. Ambas conclusiones no son sólo aplicables para atletas de élite, también lo son para deportistas populares.

El problema de la falta de horas de sueño se ha convertido en un asunto de salud pública, ya que, según las últimas estadísticas un 57% de los españoles no duerme lo suficiente.

Para la población general y especialmente para los deportistas, resulta fundamental seguir las recomendaciones de los expertos, que indican la necesidad de dormir entre 7,5 y 8 horas diarias. T