Antonio Maestro, de 70 años, es, por sí solo, una organización no gubernamental de ayuda al Tercer Mundo y a cualquier causa justa que se presente en el primero. Este vecino de Morata de Jalón, que ha sido en otras legislaturas concejal por Izquierda Unida, recoge «a título particular», desde tapones y medicinas a los ya clásicos tapones, sin olvidar alimentos e incluso bicicletas.

A principios del mes de septiembre, Maestro entregó a Um Draiga, una entidad que ayuda al pueblo saharahui, dos toneladas de arroz y azúcar, así como 1.000 kilos de tapones que, una vez vendidos a 20 céntimos el kilo, servirán para costear parte del transporte de la ayuda alimenticia en contenedores hasta los campos de refugiados en el Sáhara.

«Si me entero de que alguien necesita ayuda, me movilizo y recorro los pueblos del entorno en busca de lo que sea preciso», explica Maestro. Las bicicletas van para Cuba, las gafas a África y los alimentos no perecederos a cualquier país en apuros.

En el caso de las gafas, este filántropo habla con los vecinos y también se pasa por las ópticas. Así se explica que por sus manos hayan pasado en torno a 15.000 pares que han servido para dotar de visión a personas que no pueden permitirse comprarlas. Maestro colabora con todas las entidades humanitarias, a las que aporta lo que necesitan en cada momento.

«También ayudo a familias que tienen hijos con enfermedades raras o que requieren costosos tratamientos», explica el benefactor, que echa una mano en todas las causas justas. T