Desde Iberflumen avalan la posibilidad del dragado del Ebro como solución a la crecida del caudal que registra en cada riada. Además, recuerdan que las instituciones "implicadas" en su conservación "saben lo que puede pasar de no actuar, ya que las nieves acumuladas, si se deshelaran rápidamente, no pueden ser laminadas por pantanos que se encuentran al 72% de su capacidad", precisa Pablo Polo. Si esto sucediera, "se produciría una riada excepcional, mayor que la que se registró en 1961, según están las reservas de nieve ahora mismo", comenta Polo.

Si esto sucediera, "los daños serían cuantiosísimos", precisa el experto, no solo en la ciudad, sino fuera de ella, "donde los agricultores se encuentran muy solos ante este problema", dice.

"Hasta ahora, la CHE no hacía nada porque le echaba la culpa a los ecologistas", explica Pablo Polo, pero ahora reconoce "que es preciso intervenir en el río, realizar un plan de motas y dragar, porque el cauce está sobreelevado. El problema es que se han dado cuenta demasiado tarde", afirman desde Iberflumen, por lo menos, para evitar daños "en caso que llegue la gran crecida que se prevé", concluye el especialista y presidente de Iberflumen.