Custodio de Belchite desde la Edad Media, San Martín de Tours es patrón del municipio zaragozano, que lleva siglos venerando a este santo de origen húngaro. Una devoción que se refleja en el templo de estilo mudéjar dedicado a él que se levantó en el Pueblo Viejo y que sigue siendo uno de sus rincones más imponentes del municipio.

Para honrar a su patrón, el ayuntamiento de esta localidad zaragozana organizó la fiesta del mondongo en la que prepararon morcillas, bolas, chorizo o longaniza como lo hacían sus antepasados. Embutidos que degustarán el 6 de enero. Por la noche, siguió la fiesta con una discomóvil. Desde el consistorio resaltaron que durante siglos, estos días eran los elegidos en las casas para sacrificar a los cerdos, de los que sacarían un buen puñado de provisiones en forma de carne y embutidos para pasar todo el invierno y gran parte del año.

La matacía, cada vez más en desuso, exigía sus normas y ritos. Constaba del sacrificio del cerdo como cualquier acontecimiento tradicional. El despiece, la preparación de los jamones, el mondongo y la conserva. Todo se ejecutaba en casa, aunque en la actualidad la primera parte se traslada a los mataderos, utilizando los medios técnicos disponibles.

Antes el encargado de matar al animal se llamaba matachín. Concretamente, en Lécera, existían en activo dos hasta hace aproximadamente veinte años. Era habitual sujetar al tocino entre varias personas y echarlo a un banco de madera. Después, se le degollaba con cuchillos especiales parecidos a puñales. A continuación, se procedía a abrirlo, colgándolo con un gancho en las anillas, que había preparadas en las paredes y se despedazaba. T