La violencia contra las mujeres y niñas constituye una violación grave de los Derechos Humanos. Arruina sus vidas, causa enfermedades y provoca un dolor y sufrimiento incalculable. La violencia de género ha sido y sigue siendo en muchas partes del mundo un delito oculto e invisible.

La consideración de que la mujer es objeto de propiedad de los varones y que deben estar sujetas a ellos, obedecer, mantenerse a la sombra, cubrir sus necesidades y satisfacer sus deseos es la regla de oro del patriarcado. Y si el poder es masculino, la capacidad de corregir y castigar también es de ellos.

La violencia explícita o la amenaza de recurrir a ella se utilizará como una forma de control sobre la vida de las mujeres y este miedo se transmitará de generación en generación. El «aguanta, ya sabes cómo son los hombres» ha sido durante largo tiempo un consejo que muchas madres daban a sus hijas como una forma quizás de prevenirlas sobre las consecuencias todavía más graves si se atrevían a desobedecer, quejarse o intentar apartase de ellos.

La educación y la información son los únicos medios para luchar contra esta lacra. Denunciar es fundamental para romper con el miedo y encontrar la felicidad y tranquilidad que toda mujer merece tener en su vida. Una de las principales dificultades para prevenir y poner fin a la violencia de género es la insuficiencia de fondos que determina que los recursos para estas iniciativas sean sumamente escasos.

La violencia de género está presente en todos los rincones del mundo, en todas las clases sociales y en todas las edades. Hoy en día va incrementando el número de víctimas y lo más triste es que cada vez hay más chicas jóvenes padeciéndola a manos de sus parejas, chicos muy jóvenes que dominan, controlan y someten como si de una cosa normal se tratase.

La violencia de género desaparecerá cuando hombres y mujeres seamos iguales; tengamos las mismas oportunidades; seamos iguales en derechos, capacidad para decidir y oportunidades de elegir; no estemos superando la lista de desempleo; tengamos por igual trabajo igual salario; y cuando compartamos las tares domésticas y el cuidado de los hijos.

Desde estas líneas queremos transmitir todo nuestro apoyo a todas aquellas mujeres que estén sufriendo en este momento y decirles que cuentan con medios para salir de esta situación. Lo primero es decir qué nos está pasando, hablarlo con alguien de nuestra confianza, acudir a los servicios sociales o al Instituto Aragonés de la Mujer. También tenemos un número de teléfono gratuito; no deja rastro en nuestra factura. Es el 016, donde se atenderá y ayudará a todas las mujeres que lo necesiten.

A lo largo del 2016 fueron 40 las mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas y no sólo se llevan la vida de una mujer, se llevan también parte de la vida de unos hijos, de unos padres, de una familia, de unos amigos y parte de la vida de todos. Esperemos que no tengamos que contar «ni una más». T