La prolongada sequía, con 194,1 litros/m² en lo que llevamos de año, saliendo de un invierno duro (69 l/m²), una primavera de apenas 52 l/m², y un verano con un mes de julio donde no cayó ni una sola gota, unida a las elevadas temperaturas que desde el mes de mayo se vienen registrando, así como el pésimo estado de la rambla llena de maleza y un pantano absolutamente aterrado con una imagen de abandono absoluto, cuya limpieza no se ha llevado a cabo en décadas, impidiendo así la recogida de un mayor volumen de agua, han hecho que este año 2017 pase a ser recordado como uno de los peores que se recuerdan climatológicamente.

Tanto cereales como viñedo han sufrido una caída de producción importante, no así el almendro, en tanto, que la otrora fértil huerta mezalochana se encuentra en una situación de aridez total, habida cuenta que, desde fines de mayo, se dio por concluida la campaña de riegos ante la inexistencia de reservas hídricas en el pantano.

Paralelamente, el Ayuntamiento de Mezalocha, ante la bajada del nivel del acuífero que suministra el agua a la población, y el aumento de residentes que, en estas fechas, se triplica, decretó medidas de racionalización del consumo, con prohibición de regar zonas verdes o lavar coches, completadas con la aportación, por parte de cisternas de la DPZ, de 100.000 litros de agua potable, para consumo humano.

«Esperemos que la climatología acompañe en el nuevo ciclo agrícola que ahora iniciamos y que, aunque no confiamos en ello, más pronto que tarde se tomen medidas por parte de los organismos competentes sobre el estado de rambla y pantano, evitando así las situaciones que, periódicamente, venimos padeciendo, impropias de estos tiempos» dicen desde el Ayuntamiento de Mezalocha. T