La cultura ha sido la protagonista del verano en Paniza primero con la Semana Cultural y después con la Semana Cultural de la Virgen del Águila en las que hubo propuestas para todos los gustos.

Así, la semana cultural fue todo un acontecimiento en el pueblo que los paniceros acogieron con ganas y los actos contaron con bastante afluencia.

La película de Coco registró una gran entrada con público de todas las edades, mientras que, debido a las tormentas de julio, la película Perfectos desconocidos, tuvo que trasladarse al pabellón. También hubo hinchables en las piscinas que, como todos los años, fueron la actividad más esperada por los pequeños.

La actuación de la Banda de Música de Paniza es un clásico de la programación que cosechó un rotundo éxito, y los paniceros también pudieron disfrutar de noches de monólogos y flamenco que atrajeron a un público muy animado y con ganas de pasarlo bien y desconectar.

Como novedad este año, se hizo un scape room (un juego de aventura físico y mental) y un taller de smile, los cuales llamaron la atención especialmente del público más joven y tuvieron una gran repercusión.

Ya el primer fin de semana de agosto, el relevo lo tomó la Semana Cultural de la Virgen del Águila donde todos los actos se realizaron en el santuario.

De esta forma, la tarde de viernes fueron muchos quienes se acercaron a participar en la merienda y la actividad de pompas de jabón gigantes. Los niños disfrutaron de lo lindo y pasaron una agradable tarde en un entorno inmejorable. Por la noche, los vecinos que quisieron subieron o se quedaron a cenar para degustar después una quemada de ron y la velada se alargó hasta la madrugada.

El sábado se dedicó al deporte. Los vecinos más valientes decidieron subir al santuario a pie, en bici o a caballo para, al llegar, reponer fuerzas con un tradicional almuerzo de migas y huevos fritos, tanto para los participantes como para los asistentes que acudieron en coche.

Y ya el domingo se celebró el «día de encuentro y hermandad», una jornada de convivencia con misa y canto del Rulé (canto tradicional panicero) seguido de la comida de hermandad, que esta vez, la cofradía decidió que fuera rancho. T