Después de 50 años y varios litigios, la propiedad del Torreón de La Lisalta ya está en manos del Ayuntamiento de Cosuenda. Una noticia celebrada por los vecinos y por su alcalde, Óscar Lorente, que, sin tiempo que perder, ya se ha puesto en contacto tanto con el Gobierno de Aragón como con la Diputación Provincial de Zaragoza para elaborar un proyecto de restauración que permita poner en valor este monumento emblemático y representativo de Cosuenda que se podría convertir en un mirador de la Sierra de Algairén. Unos trabajos que ejecutaría al 100% la Dirección General de Patrimonio.

Pero el camino para llegar hasta este momento no ha sido para nada fácil. Un camino que se inició en 1968 cuando el cura de la localidad, con la autorización del Arzobispado, vendió el solar en el que se ubicaba el torreón, en la calle Iglesia Alta, 6, a un particular. Desde su llegada al ayuntamiento en 1995, el alcalde, Óscar Lorente, mostró su preocupación por el estado de deterioro de este inmueble declarado Bien de Interés Cultural (BIC) reclamando a su propietario la reparación del mismo, al tiempo que se solicitaba auxilio técnico y jurídico a la DGA y asesoramiento jurídico a la DPZ. En 1997 se dio un paso más cuando un informe evidenció «el estado de abandono y ruina» del torreón. Informé que fue aprobado por unanimidad en pleno municipal y tras el que se solicitó al propietario del bien un proyecto para su restauración dándole un plazo de dos meses, del que la propiedad desistió.

Tras unos años de silencio en torno a este conflicto, las actuaciones se retomaron en el 2004 cuando la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón mostró su más sincera colaboración con la preservación de los Bienes Culturales de Aragón, a raíz de la que el Ayuntamiento de Cosuenda solicitó a la viceconsejería de Cultura y Patrimonio un nuevo informe sobre el estado del torreón. En el año 2011, el proceso se complicó con unos problemas con la propiedad del torreón a raíz de una herencia y, en ese mismo año, la DGA instó al propietario a tomar las medidas necesarias para preservar adecuadamente el inmueble. Ante ello, en agosto del 2013 el dueño del torreón notificó a la DGA la intención de vender el solar y el torreón a fin de que esta pudiera ejercer el derecho de tanteo y retracto al que renunció en septiembre de ese año, sin informar al ayuntamiento, según indica el alcalde, Óscar Lorente, quien señala que al consistorio de Cosuenda se enteró de la venta del torreón en octubre, cuando el nuevo propietario se puso en contacto con el ayuntamiento. En ese momento, Lorente se puso en contacto con la DGA para pedir explicaciones y se inició una campaña de recogida de firmas entre los vecinos. Paralelamente, el consistorio trató de negociar la compra del bien con el nuevo propietario y le instó a presentar un proyecto de restauración y ya a mediados de 2014 el pleno del Ayuntamiento de Cosuenda aprobó iniciar los trámites tendentes a la expropiación del monumento local y declarar de interés cultural el solar con el Torreón de La Lisalta. Este proceso para la expropiación del bien se dilató en el tiempo hasta finales del 2017 con la interposición de varios recursos, alegaciones, rechazo del precio inicial y recálculo del justiprecio… hasta que el 15 de enero de este año se llevó a cabo el acta de ocupación del solar y su posterior inscripción en el Registro de la Propiedad de Daroca. T