El arte urbano regresó a Alfamén entre el 20 y el 29 de julio con la segunda edición del Festival Asalto. Siete artistas de prestigio nacional y cuatro ayudantes fueron seleccionados por los organizadores de Asalto para decorar muros y fachadas en la localidad.

En esta ocasión ha sido mucho más fácil, ya se partía de una experiencia previa muy positiva, y tanto los vecinos como los propios artistas coincidieron en que se trata de una semana maravillosa para aprender los unos de los otros gracias a la convivencia. Los artistas fueron recibidos y acogidos por voluntarios que abrieron las puertas de sus casas y les dieron lo mejor que tienen a cambio de una buena dosis de cultura y arte.

Se trata de transformar un pueblo que de entrada tiene un urbanismo caótico con muros, rincones y fachadas deterioradas en arte callejero. Alfamén cuenta ya con más de 20 murales al aire libre convirtiendo la localidad en un museo vivo a merced de todo aquel que quiera conocerlo, al tiempo que invita a cuidar mucho mejor si cabe el entorno allá donde se interviene. Está demostrado que son muchos vecinos los que se animan a mejorar sus respectivas fachadas para que luzca mejor el municipio.

El certamen nace del Festival Asalto Zaragoza que al igual que ha pasado de grandes urbes como Berlín, Nueva York o Madrid hasta llegar a capitales de provincia como Zaragoza, ahora es el turno de experimentar con el mundo rural. Alfamén está siendo un claro ejemplo de ello y permite constatar que también esta tipología artística tiene cabida en los pueblos. De hecho los propios artistas están encantados de trabajar aquí porque resulta mucho más cercano el trato con los vecinos que en las grandes ciudades, donde la población es más independiente.

SIETE INTERVENCIONES

Los siete artistas visualizaron previamente a través de internet los muros autorizados, eligieron su favorito y prepararon un esbozo. Una vez que llegaron a Alfamén y con las primeras impresiones prepararon su boceto en el taller ubicado en el actual Espacio Joven, antigua casa del Vidrio. Paralelamente, los propios organizadores de Asalto prepararon los muros con los trabajos iniciales y, acto seguido, se dispusieron a pintar los artistas en su fachada elegida mientras los vecinos contemplaban admirados lo duro que resulta trabajar subidos en grúas al aire libre a pleno sol o soportando el viento, desde primeras horas hasta que anochece.

Una semana de intercambio cultural en la que no faltó una buena cata de vinos, una cena de hermandad en los fogones o momentos de relax como visitas a la piscina. El sábado 29 de julio, se realizó una jornada de convivencia para recibir a visitantes seguidores del arte urbano, a fin de que pudieran conocer in situ y con las propias explicaciones de cada artista los murales de esta segunda edición de 2018. T