Esta es la historia de una mujer fuerte, luchadora e independiente que ha sabido aprovechar su iniciativa migratoria, como afirma ella, para cumplir todos sus sueños. Actualmente tiene 45 años, dos hijos (Andrés y Raúl) y es propietaria de un negocio propio en el municipio de Cariñena.

Carmen Corina Moldovan es natural de Bistrita, que es la capital del distrito de Bistrita-Nasaud en la región histórica de Transilvania, Rumania. Descendiente de una familia humilde, su padre trabajaba como contable en el ayuntamiento de su ciudad y su madre como operaria en una fábrica de textil. Describe la realidad de su país como complicada, pues la vida en Rumanía era y es muy cara y los sueldos muy bajos.

Carmen es la pequeña de tres hermanas y recuerda una infancia dura, tras el fallecimiento de su padre, cuando ella tenía 8 años. Estudió hasta bachillerato y aunque podía haber cursado estudios universitarios, optó por buscar un trabajo y así contribuir a la economía familiar. Al igual que sus hermanas, Carmen busca una salida laboral en el sector del comercio. Su primer trabajo fue ayudando a su hermana en el puesto que ésta tenía en un mercado y con 24 años, Carmen regentaba una pequeña tienda de ultramarinos y un puesto ambulante de venta de fruta y verdura.

Llegó a España (en el año 2001) al igual que muchos de sus compatriotas con el objetivo de mejorar su vida y buscar oportunidades que en su país de origen no encontraba. En un primer momento es acogida en casa de unos familiares que residían en el municipio de Alfamén y comienza a trabajar como temporera en la campaña de vendimia y de la fruta.

En marzo del 2002, mientras está en Vinaroz en la recolección de manzana, se pone en contacto con ella el dueño del restaurante El Escudo de Cariñena (con quien ya había trabajado en sus campos), para trabajar como cocinera. Permanece en este trabajo hasta que se casa con un vecino de Cariñena, con quien tiene un hijo.

Carmen quiere aprovechar estas líneas para expresar el agradecimiento a la dueña de este restaurante, quien con mucha paciencia, le enseñó además de la cocina española, el idioma.

Con muchas dudas e inseguridades, a los 35 años, Carmen une su iniciativa comercial y su gusto por las flores para abrir una floristería en el municipio de Cariñena. Expresa que al principio tenía miedo a cómo iba a ser acogido su negocio en el municipio al ser ella extranjera y sus potenciales clientes españoles.

ORGULLOSA CON SU TRABAJO

Hoy puede decir que se siente orgullosa de lo que ha conseguido, de tener mayoritariamente clientes españoles y ver cómo muchos quedan contentos con su trabajo y repiten. No solo trabaja para el municipio de Cariñena sino también para varios pueblos de esta comarca y la Comarca de Daroca. Expresa especial cariño a cómo su trabajo ha sido acogido en Alfamén.

No sin mucho esfuerzo y trabajo, hoy Carmen Corina afirma que España le ha permitido ser independiente y sentirse realizada con lo conseguido a nivel personal y profesional.T