Longares celebró entre los días 9 y 12 de mayo sus fiestas de la Santa Espina, que se celebran cada año en honor al Ecce Homo, obra del escultor Alonso Cano, que fue donada a la iglesia de la villa en la segunda mitad del siglo XVII, por el arzobispo de Granada e hijo adoptivo de Longares, Don Diego Escolano, y que cuenta con gran devoción por parte de todos los longarinos y vecinos de localidades cercanas.

Las fiestas comenzaron con una merienda a base de bocadillos de bacon y queso, realizada por los miembros de la brigada municipal y el AMPA del colegio público, que estuvo amenizada por la Banda de Almonacid de la Sierra, formación que también se encargó de ambientar la noche de la víspera.

El jueves 10, día grande de las fiestas, tras la diana y la misa de Perosi, los vecinos se trasladaron al pabellón para disfrutar de un suculento aperitivo popular. Por la tarde, las reses bravas de la ganadería Javier Soria recorrieron las calles del encierro, y posteriormente la Asociación de Mujeres Virgen de la Puerta preparó una chocolatada para endulzar el fin del día.

El viernes siguió la programación con una concurrida fiesta de la cerveza, completando la velada con la suelta de un toro de ronda por las calles y una discomóvil. El último día de fiestas, la Asociación de Gigantes de La Almunia de Doña Godina realizó un pasacalles. Además, hubo dos festejos populares taurinos, y la música de la gran orquesta La Pasarela y DJ Chema, que pusieron el broche final a unas fiestas de primavera de Longares que resultaron muy animadas y participativas. T