La sobriedad y sencillez marcan las características de la Semana Santa mezalochana, sin desmerecer, por ello, el fervor y la solemnidad.

Al igual que en la mayoría de las pequeñas comunidades rurales, son fechas de participación activa de los habitantes en cuantos actos se llevan a cabo a lo largo de estos días, y que, en Mezalocha, cabe destacar por su singularidad el Vía Crucis por el Monte Calvario, a cuyas faldas se asienta la localidad, con la narración de la pasión y muerte de Cristo, deteniéndose la única imagen de la Dolorosa, portada por los sayones, en cada una de sus doce estaciones (las otras dos se rezan en la Iglesia Parroquial).

Igualmente destacado por su sonoridad, y por llevarse a cabo en escasísimos municipios de nuestra provincia, es el Reloj de la Pasión, a base de 30 poemas líricos cantados la mañana de Viernes Santo, que va relatando hora a hora los momentos vividos por Jesús, desde las siete de la tarde del Jueves (lavatorio), hasta su entierro, a las seis de la tarde del viernes. Anteriormente a su interpretación, es imprescindible degustar un delicioso el chocolate para desayunar.

Una serie de tradiciones sencillas y modestas, pero muy nuestras, que ni pueden, ni deben caer en el olvido con el paso de los años. T