En estos tiempos en que se habla tanto de la cultura del vino, se promocionan los caldos con grandes campañas de marketing, se restaura y recupera todo lo que antaño significó algo en nuestros pueblos --castillos, arcos, molinos, peirones, ...-- hubo alguien en el municipio de Muel, Antonio Cabetas Vicente, quien adelantándose a estos hechos, supo captar la idea de que el desarrollo rural vendría por este sector. Fruto de esta inquietud, tuvo la iniciativa, junto a un grupo de amigos, de crear un Monumento al Vino para reconocer a todos los agricultores que con un enorme esfuerzo (antes no había maquinarias y todo era manual) hacen realidad el milagro de convertir la uva en vino.

Algunos vecinos se volcaron con este, entonces, novedoso proyecto, y donaron útiles agrícolas y otros objetos para decorar la bodega en su interior. En la explanada frente a la bodega, se colocó sobre una base de piedra una gran escultura en madera de más de dos metros de altura, simulando una gran cepa de vid. Al lado, se instaló un prensador de vino y encima de la entrada de la bodega se colocaron toneles de vino, con sus frontales artísticamente decorados. El autor de esta obra de arte fue el escultor aragonés A. Esteban Maturen.

En la tarde del 19 de septiembre de 1970, a las 18.00 horas, Antonio Cabetas, junto al grupo de amigos, entre los que estaban Juan José Villagrasa, Arturo Cabetas, Félix Gracia, Carlos Marín y Leopoldo Rubio junto al párroco de Muel, Aurelio Navarro, los miembros de la corporación local, encabezados por el alcalde, Mariano Lapiedra, y otras autoridades, asistieron a la inauguración del Monumento al Vino. Una bodega, de las de antes, excavada en la arcilla en la se criaban buenos caldos. Había un vino que, "entendidos" en vino de entonces, lo describían más como un brandy que como un vino. Se envejecían en barricas, en condiciones ideales de temperatura y humedad. La prensa local, incluso algún medio de comunicación nacional, se hizo eco de esta iniciativa y dio cuenta de este singular hecho.

La bodega-museo fue utilizada por este grupo de amigos como centro de reunión. Allí disfrutaban largas tertulias y meriendas en compañía de sus esposas e hijos. El paso de tiempo, así como las nuevas alternativas de ocio, que este Monumento al Vino, antaño elogiado, permitieron que pasase al baúl de los recuerdos.

Ahora Antonio Cabetas y sus hijos han decidido restaurar este viejo Monumento al Vino, haciéndolo resurgir del olvido, como homenaje a sus creadores y a los viticultores de Muel. Sirvan estas líneas como reconocimiento a ellos, especialmente a Antonio Cabetas. Desde estas páginas animo a que la recuperación de este monumento sea un ejemplo a seguir por todos.

VÍCTOR CABETAS ALIAGA

Victhor Cabetas Aliaga