El Ayuntamiento de Zaragoza afrontará a finales de la próxima primavera otra obra de envergadura que amenaza con causar importantes afecciones al tráfico en el centro de la ciudad. Se trata de la sustitución de dos tuberías, de 1 y 1,4 metros de diámetro respectivamente, que unen a nueve metros de profundidad el tramo que discurre entre el paseo María Agustín, a la altura del cruce con la avenida de Madrid y la calle Conde Aranda, la plaza de Europa, el puente de La Almozara y Valle de Broto, en su conexión con el ramal de la avenida de Ranillas. Es una tubería de las consideradas históricas, por el tamaño de la infraestructura y porque esta data de los años 60. Y para ella se destinarán 4,87 millones de euros.

Se trata de una inversión "costosa, estructural y de mucha importancia", aseguró el responsable municipal de Urbanismo, Carlos Pérez Anadón, quien explicó que estas tuberías se encargaban de abastecer al 60% de los hogares de la margen izquierda del Ebro.

FINANCIACIÓN EUROPEA

Así que, aunque admitió que estas intervenciones en la vía pública son "molestas y difíciles de explicar el beneficio que generan", es urgente acometerlas. Por dos motivos: porque estas tuberías están actualmente sin prestar servicio desde la última incidencia que se produjo y porque la ciudad no puede permitirse perder los fondos europeos FEDER con los que se financiará el 80% del coste. Así que las arcas municipales solo soportarán el desembolso de 974.000 euros. Los casi 3,88 millones restantes vienen de ayuda externa.

La actuación prevista se divide en dos subtramos en los que se trabajará en paralelo. Ya que el plazo previsto para retirar la tubería de un metro de diámetro que recorre María Agustín hasta la plaza Europa (valorada en 4,11 millones de euros) ya es de ocho meses. Al otro extremo de la obra, la conexión de Valle de Broto con la avenida de Ranillas y el puente de La Almozara (660.000 euros), se prevé acometer en cinco meses.

Entre todo, la urgencia de esta sustitución es, a todas luces, evidente, por más que "no son las más vistosas", y menos anunciar a cuatro meses de las elecciones que una de las arterias principales de la ciudad estará levantada y en obras. Por eso "queremos empezar en verano para minimizar las afecciones". De hecho, ni siquiera se calcula el alcance que estas pueden tener en el tráfico por un tramo por el que circulan miles de vehículos cada día.

Aún así, antes de empezar las obras se anunciará un plan de movilidad que se empezará a diseñar ahora. "Pedimos paciencia a los vecinos, pues estas obras son incómodas pero necesarias para que funcionen los servicios", indicó la responsable de Infraestructuras, Lola Campos.

Sin embargo, las afecciones solo serán en el tráfico, nunca en el abastecimiento. Y es que la tubería que se va a reemplazar lleva desde el 2010 sin funcionar. Una incidencia obligó a derivar el suministro por las que también existen en los puentes de la Unión, Giménez Abad, el de Piedra y Tercer Milenio.

Anadón destacó que esta actuación es de las más importantes tras la realizada con las obras del tranvía en la plaza Paraíso. Y que es más importante por el momento "de crisis y cuando el Gobierno central y de Aragón nos considera menores de edad y nos encorseta nuestra capacidad de endeudamiento".