Las calles de Zaragoza volvieron a acoger una importante manifestación de miles de vecinos de los pueblos ribereños que exigieron a las diferentes administraciones que limpien de forma íntegra el cauce del río Ebro. No solo había aragoneses, sino también navarros y riojanos, pero a todos ellos les unió un mismo clamor: que no se vuelvan a inundar más granjas, campos y casas en las próximas avenidas.

A diferencia de otras manifestaciones, en esta no había representantes políticos al frente de la pancarta, sino afectados de la avenida extraordinaria ocurrida hace mes y medio, que dejó más de 28.000 hectáreas afectadas. Por ello, muchos de ellos quisieron calzarse las botas de agua manchadas de barro con las que, hasta la extenuación, achicaron el agua de sus viviendas y establecimientos o la de sus convecinos.

Encabezando la protesta estaban dos vecinas de Novillas, Asunción Bustillo y Sandra Díez, quienes no podían evitar emocionarse ante la gran respuesta de la movilización. Como explicaron, todo empezó en un evento en la red social Facebook y "jamás pudimos pensar que más de 5.000 personas confirmarían que iban a estar aquí", resaltó Bustillo. Ambas tuvieron que crear la Asociación por las Inundaciones del Ebro (Asire) para poder conseguir permiso para dicha manifestación. La exigencia es que el río se limpie de manera integral, "que si hace falta un dragado puntual, se haga, y todo lo que sea necesario para que el Ebro pueda fluir por donde siempre ha fluido y no llegue a nuestras casas y campos que no es donde tiene que estar", recalcó.

La marcha duró más de dos horas y obligó a cortar el tráfico rodado y el transporte público entre el paseo de la Independencia y la plaza del Pilar, lugar donde finalizó. Las pancartas en las que se podían leer frases como El río no inunda nuestros pueblos; catedráticos, ecologistas y políticos son los expertos que nos meten el agua en nuestros campos y casas; Pina de Ebro, no más inundaciones o Alfocea también se moja ("unos 80 vecinos asistieron como mínimo a la movilización", comentó Gonzalo Aragüés, alcalde del barrio rural), acompañaron a los manifestantes en su particular riada humana por las calles de la ciudad".

Durante la marcha se recogieron firmas exigiendo la limpieza del río para presentarlas en todas las administraciones competentes. A pesar de lo reivindicativo del acto, la protesta finalizó con espíritu de fiesta, ya que sonó una canción escrita para este evento y una jota en la que con ironía se hablaba de "que las calles de Aragón van a ser como Venecia".

Además, leyeron un comunicado por parte de la asociación convocante en la que pidieron a los gestores que "acaben con la inoperancia y actúen para evitar nuevas riadas". También tuvieron palabras de agradecimiento a la Unidad Militar de Emergencias (UME), a los bomberos del Ayuntamiento de Zaragoza y de la Diputación Provincial y a Protección Civil.