El tono irónico del manifiesto firmado por los vecinos de la parte urbana de la N-II no eclipsó en ningún momento el enojo que llevan gestando más de 30 años. A modo de juglar medieval, subido a una piedra y casi entonando versos de indignación, el presidente de la Asociación de Vecinos Gaspar Torrente de Santa Isabel, José Carlos Faro, arengó al medio millar de residentes de la avenida Cataluña que se manifestó el pasado 19 de abril junto al puente del ferrocarril para exigir, de nuevo, la cesión de la vía. Fueron muchos más que en la última convocatoria los manifestantes que mostraron su malestar y se sumaron a los que llevan décadas pidiendo con tesón que se dignifique la avenida y también la movilidad en la zona.

Fomento todavía no ha movido ficha para ceder esta parte de vial nacional al Ayuntamiento de Zaragoza y, según critican los vecinos, el consistorio tampoco está haciendo nada para que esto se produzca. Sevilla, por muy lejos que quede, es ahora el punto de referencia. Desde que el pasado 20 de marzo, el ministerio cedió viales por valor de 13 millones de euros, las críticas a las instituciones aragonesas no han hecho mas que intensificarse. "Cumplimos la ley y ahora hemos visto como 13 millones de euros no son ningún impedimento en Sevilla. Por lógica mucho menos lo serán 1,2 en Zaragoza", lamentan los vecinos.

Las culpas se atribuyen siempre en la misma dirección. Además de la denunciada falta de iniciativa del Gobierno de la ciudad, los vecinos centran sus críticas en "los políticos de cartón piedra", porque algunos, según ellos, se comprometieron ya hace tiempo a dar una solución viable. Gaspar Torrente convocó una nueva movilización con el apoyo de la AVV Ríos de Aragón de la avenida Cataluña y la AMM Río Gállego de Santa Isabel.

La marcha comenzó a las 11 de la mañana en Santa Isabel, distrito perjudicado también por el mal estado de la vía y atravesado por la misma carretera. Los vecinos recorrieron la carretera a golpe de pitos y eslóganes hasta llegar al puente del ferrocarril. La actitud fue en todo momento optimista; y se hicieron oír. "Las cosas van a cambiar y van a ir a mejor", dijo Ramiro Gil, presidente de la AVV Ríos de Aragón, que declaró que esta es una "manifestación justa para reivindicar cosas que tendrían que estar hechas", en referencia no solo a la cesión, sino también a las mejoras en movilidad.

Criticaron la "merma del servicio" de la línea 32, cuya sola mención despierta el enfurecimiento de los usuarios de la ruta. Recordaron que "donde hubo dos, solo queda el 32" en memoria del suprimido 45. "Han hecho tímidos arreglos en los vehículos pero siguen incumpliendo las frecuencias", indicó Faro, que denunció la pérdida de calidad del servicio. De hecho, fueron varios los trabajadores de Auzsa los que se sumaron a la protesta y, micrófono en mano, admitieron que los actuales horarios no permiten dar un servicio "digno".

En este sentido, los manifestantes volvieron a pedir que se cumpla la moción aprobada en el pleno municipal de febrero de este año donde se acordó prolongar la línea del 21 desde la plaza Mozart hasta la avenida Real Zaragoza, en Santa Isabel.