Marcial, nació en Bílbilis, el 1 de marzo entre los años 38 al 40, en el epigrama 26 del libro X, escrito entre los años 95 al 99 de nuestra era, afirma haber cumplido en las calendas de marzo su quincuagésimo séptimo año. Los datos biográficos de Marcial hay que buscarlos en sus propias poesías. Excepto Plinio, "El Joven", sus contemporáneos no lo mencionan.

Sus padres se llamaban Valerio Frontón y Flacilla, debieron tener una posición modesta, pero como el niño tenía una buena disposición intelectual, lo enviaron a estudiar. Marcial a este respecto se queja --naturalmente en broma--, de que sus padres se preocuparon de que aprendiera literatura y no un arte de ganar dinero aunque fuera de zapatero remendón, a continuación se consuela por la superioridad de que le han dado las letras.

Con 20 años se va a Roma, llegando a la ciudad sobre el año 64 (dC), año de los más crueles de Nerón, cuando la ciudad está amedrentada por los efectos del descubrimiento de la conjura de Pisón. No sabemos bien, como vivió, ni que hizo en Roma con los emperadores: Nerón, Galba, Otón y Vitelo. Lo que si sabemos, es que asistió al triunfo de la dinastía de los Flavios, de quienes recibió ayuda y honores, sobre todo con el emperador Domiciano.

También recibió ayuda de los españoles que conocía cono Daciano, Emérita Augusta y, sobre todo, de Quintiliano, que al ver que Marcial llevaba 20 años en Roma y todavía no tenía nada fijo, le ayudó a que se formara como abogado, pero nuestro escritor no se siente con fuerzas para ser causidicus, ni para defender serias controversias; por esta causa determinó hacer la vida de cliente.

En el año 99 vuelve Marcial a Bílbilis, casándose con Marcela, rica dama. Hacia el año 104 debió fallecer, tendría sobre 64 o 65 años. Plinio 'El Joven' anuncia su fallecimiento, pero su carta no lleva fecha, por lo tanto, no lo sabemos con exactitud.

Marcial hace destacar dos palabras en sus obras, el hombre y la vida, y tiene el mérito de haber elevado la dignidad del epigrama, a género literario, y así se inmortalizó con él. Es el poeta más leído de su tiempo y no solamente en la capital Roma, sino en casi todas las provincias romanas. Todos los oficiales de las legiones, así como cónsules y patricios enviado a sus diferentes destinos, llevaron en su equipaje las poesías del bilbilitano.

Marcial es el gran espectador que contempla el mundo con un espíritu objetivo, poeta sincero y que gracias a él, conocemos pormenores de la vida y costumbres de Roma, siendo el verdadero juglar de los Flavios. Es cierto que Marcial tuvo predecesores como, Catulo, Ovidio, Horacio e incluso Lucilio, pero Marcial conserva una originalidad que él mismo dice: "Mis libros no necesitan ni testigos ni juez".

Dice Eligio Lemaire: "Si alguien me pregunta qué lugar asignamos a Marcial entre los epigramistas, les responderé sin vacilar, el primero de todos".