El barrio de Casablanca celebró su tradicional fiesta de San Antón. El encendido de la hoguera comenzó a las 18.00 horas, para que a las 20.00 horas se pudiera empezar a repartir los bocadillos a los vecinos. Los componentes clásicos de los mismos: longaniza, chorizo y morcilla. Todo ellos regado con un buen vino de Aragón o refrescos. Unos 1.000 vecinos se acercaron a la cita, que tras la degustación de los bocatas estuvo amenizada con el equipo de música de la Junta Municipal de Casablanca, en manos del maestro José Angel Conde, quienes deleitaron por unas horas a los vecinos del Centro Histórico de Casablanca. También ayudó a la buena marcha de la fiesta Luis Bartolomé, vocal de la Asociación de Vecinos Tomás Pelayo.

Y es que la colaboración vecinal y de las asociaciones del barrio es fundamental para llevar a cabo este tipo de eventos. "Desde la junta queremos agradecer la implicación de todos los colectivos para que estas fiestas tan arraigadas en el barrio puedan seguir celebrándose", apunta la presidenta del distrito, Leticia Crespo.

San Antón es sobre todo el día de las hogueras, las cuales tenían un claro significado de purificación ritual para la economía rural. Así, con el fuego se eliminaban los males del invierno y se invocaba el crecimiento de las semillas que, antes de brotar en primavera, ya laten para estas fechas en las entrañas de la tierra. Además quemando lo viejo e inservíble, recreado por unos momentos un espacio y un tiempo de luz y calor.

BENDICIÓN DE MASCOTAS

El día de San Antón por la mañana tuvo lugar en Casablanca otra cita tradicional: la bendición de las mascotas. Así, la parroquia de San Vicente de Paúl acogió la cita a la que asistieron los animales con sus dueños.

Fue una celebración simpática, aún a pesar del intenso frío de la mañana, que data de siglos de antigüedad, según la tradición y devoción a San Antón, que se celebra en muchas localidades de España y que en esta parroquia de Casablanca es todo un clásico.

Desde varios minutos antes de las 12.00 horas, los alrededores de la iglesia tenían un aspecto peculiar, con personas acompañadas por sus mascotas, bien sujetas con una correa o bien de la mano. Los perros eran amplia mayoría, y muchos de ellos vestían sus mejores galas. Hace ya siete años, unas vecinas sugirieron a la AVV Tomás Pelayo que se iniciara esta festividad. Tras la bendición se invitó a pastas y vino.