No es casualidad que Steve Gibson escogiese el barrio de San Pablo en el 2011 para realizar su proyecto artístico. Fue su infancia en un barrio "normal" de Liverpool la que marcó, en gran parte, la decisión de abrir un taller en Las Armas para retratar a 300 vecinos del Gancho en 10 años. Lleva más de 100, aunque reconoce que va con retraso.

Una cámara tras un cristal y un timbre con un temporizador permiten a todo el que pasa por su local hacerse una foto para ser dibujado posteriormente por Gibson. Aleatoriamente, el sistema selecciona tres fotos al mes, 30 al año, 300 en una década. Así, Gibson pasa las tardes en su estudio "a pie de calle", como él lo llama y abierto a todos los vecinos y visitantes del barrio que quieran hablar con él. "Muchos me piden que les haga dibujos, pero como la selección es aleatoria me ahorro compromisos", explica.

A lo que hace Gibson le llaman proyecto artístico, pero podría llegar a convertirse en una crónica dibujada de los cambios que está viviendo el barrio. No solo sus fachadas y sus servicios se están transformando a un ritmo acelerado: los vecinos están sufriendo una evolución, aunque bastante más pausada.

Gibson insiste en que no es sociólogo y que es "muy pronto" --empezó en el 2011 y terminará en el 2021-- para dar una valoración sobre los cambios que se están dando en el sector, pero reconoce que se dan modificaciones en la moda y, sobre todo, que su trabajo le permite establecer lazos con el barrio, como hacía con los niños de su barrio de Liverpool durante su infancia.

"Cuando dibujas a una persona te imaginas una historia según su vestimenta y su actitud y muchas veces vuelven y te cuentan una historia totalmente diferente a la que creías. Me ha pasado; de pensar que alguien con pintas se dedicaba a trapichear y luego resulta que era profesor de universidad", explica Gibson.

Hay algo que sí tiene claro. El perfil del dibujo que más se repite es el de la mujer, sobre todo aquellas situadas entre los 20 y 40 años. Dibuja a más europeos que asiáticos, y solo una mujer de todos sus dibujos lleva velo. "No sabría dar una explicación y, aunque es aleatorio, se nota que hay grupos poblacionales que no se atreven a hacerse la foto. Por ejemplo, aunque hay muchos chinos en la zona, ninguno sale en los cuadros. Japonesas, por ejemplo, solo dos y estudiantes", cuenta.

Y es que su proyecto se está convirtiendo en un reto para el autor. "No sé las razones que condicionan este fenómeno y quizá es muy pronto todavía, pero en un barrio como este sería interesante el análisis".

Una multiplicidad de razas y países se han fotografiado frente al cristal de Gibson, pero algunos casos, como es de imaginar, le han llegado de manera especial. "Una vez dibujé a una chica que pensaba que era de algún país del este y resultó ser de aquí. Un día que había mercadillo en Las Armas volvió y vio su dibujo y resulta que... iba con la misma ropa y bolso, igual", narra. Otro de los dibujos que más le gustó pintar es el del padre que, con sus dos gemelos recién nacidos, se pasó por el estudio del pintor y le dio al botón. Historias que, en 2021, dejarán una crónica dibujada de los habitantes que pasaron por San Pablo.