En su extensa obra Crónica del Alba, el escritor aragonés Ramón J. Sénder evocaba desde su forzado exilio una parte de San José, la del Canal Imperial. "...En una de aquellas excursiones matinales con mi hermana buscando aventuras nos alejamos bastante Canal arriba y encontramos un barco mucho mayor que mi lancha, todo blanco y en forma de cisne. Cabrían en él unas veinte personas y lo conducía un caballo blanco también que tiraba de él mansamente a lo largo de la verde orilla...".

Con este artículo también queremos rememorar y reivindicar algo tan destacado para nuestro barrio como fue el Canal, y que esperamos lo siga siendo. La fisionomía de San José sería bien distinta si en 1782 Ramón Pignatelli no hubiese traído las aguas del Canal Imperial a Zaragoza. Esta infraestructura hidráulica transforma tanto el paisaje como la economía de la zona.

Así en 1786 se inaugura el Puerto de Miraflores y, según la Guía de Zaragoza de 1860, la zona se dota con talleres de carpinteros, herrería y construcción de barcos, almacén y central de herramientas de caminos, residencia de empleados, sierra de agua, molinos... y hasta con una iglesia (la de San Fernando). El Canal también representa el regadío de las tierras de secano de la partida de Miraflores con una tupida red de acequias y riegos, conservados hasta nuestros días, que transportaban los caudales que sirvieron de fuerza motriz a harineras, como la de Morón, a textiles, como la fábrica Pina, o a la cervecera La Zaragozana. Todo esto se debía al Canal y a sus aguas.

Pero, además, el Canal a su paso por San José, la orilla izquierda, supuso un atractivo corredor que gustaba frecuentar la burguesía zaragozana y donde se asentó la Quinta Julieta o pequeñas villas como la del Doctor Artero. En sus cercanías hay un promontorio desde donde se divisa buena parte de la ciudad, el Cabezo Cortado, y que concitaba a buena parte de los próceres locales, como recoge Juan José Gárate en su óleo Vistas de Zaragoza (1908).

ESPACIO DE ENCUENTRO

Los vecinos del barrio, durante décadas, frecuentaban el Canal como un espacio del que disfrutar, como un lugar de encuentro. Pero, lamentablemente, en pleno siglo XXI no podemos decir lo mismo. Los fastos de la Expo Zaragoza 2008 llevaban aparejados millonarias inversiones de acondicionamiento del Canal a su paso por la ciudad, pero en lo que respecta a San José todo quedó en agua de borrajas. Y desde ese mismo instante, en que su acondicionamiento pasó de largo, la Asociación de Vecinos de San José ha reivindicado a las administraciones públicas competentes esa "deuda histórica" para con el barrio.

Cualquier ciudadano que transite por la orilla izquierda encontrará maleza sin desbrozar que impide el paseo junto al cauce, tapias de viejos edificios que amenazan ruina, tráfico de vehículos en muchas ocasiones con velocidad excesiva, quitamiedos propios de autopistas, terrenos abandonados expectantes para futuros y especulativos desarrollos urbanísticos... y poco más. Frente a este gran dislate el movimiento vecinal apuesta porque se cumpla lo ya escrito sobre el papel y el Canal sea lo que fue: un corredor, un anillo verde que envuelva la ciudad.

Sabedores de los limitados recursos, con los pies en la tierra, no demandamos un brindis al sol. Simplemente reivindicamos el viejo camino de sirga junto a nuestra orilla por el que poder pasear, unos pocos bancos donde reponer fuerzas, algún panel informativo que nos ilustre de la historia o del medio natural. Nada más. Que se inicie la adecuación desde el Cabezo Cortado, para proseguir en dirección al Puente de América, pues se trata de un monte municipal que precisa de una mínima intervención para su acondicionamiento. Que se actúe, en virtud de las consignaciones presupuestarias, con partidas plurianuales. Que todas las administraciones implicadas arrimen el hombro: ayuntamiento Fomento y CHE, titular del Canal. Que se actúe en la pacificación del tráfico, como ocurre en otros tramos en que los vehículos circulan en un sentido por cada orilla allá donde resulta posible.

Que se posponga la intervención en la zona donde en un futuro urbanizarán los promotores (planes parciales 35, 36 y 38) y que deberán soportar las correspondientes cargas. Que se lleve a cabo el deslinde del dominio público hidráulico como garantía del interés general. Que el Gobierno de la ciudad ejerza sus competencias en inspección y disciplina urbanística.

Un viejo refrán sentencia "unos por otros y la casa sin barrer". Y a la vista de los contactos mantenidos por esta asociación, corremos el riesgo que nos hallemos ante esta situación: un área municipal que no se pone de acuerdo con otra área del consistorio; la CHE que se llama a andana como si la historia no fuese con ella; la iniciativa privada que va a "lo suyo"... Pero la ciudadanía debe saber que nuestra voluntad es continuar con una reivindicación, como con tantas otras, justa. Que con todo nuestro empeño, y esperamos que con el de muchos vecinos, se destierre la lamentable foto fija con que Sénder se despedía de la Quinta Julieta: "Fui a la quinta yo solo. Aquello comenzaba a tener un aire desolado. Algunos árboles desnudos, otros amarillos, hojas secas por las avenidas, la superficie del lago rizada por ráfagas violentas parecían alusiones al olvido y a la tristeza de las cosas que acaban. El amo estaba enfermo".