Los japoneses, especialmente Honda, que tiene un poder tremendo en el Mundial de motociclismo, movieron cielo y tierra para que, el año pasado, se estableciese, ya para esta temporada, la prohibición de que no se pudiesen utilizar las alas, los apéndices, los pequeños (bueno, al final, no fueron tan pequeños) alerones que había ideado Ducati para que su potente y, sobre todo, velocísima ‘Desmosedici’ no levantara el vuelo al final de la recta cuando alcanzase, muchas veces, los 353 kilómetros por hora. Y, al final, se prohibieron las alas. Ganó, otra vez, Honda. De forma y manera que Ducati perdió buena parte de su encanto y, sobre todo, de su estabilidad en recta y en frenada.

Pero los ingenieros de Ducati tuvieron, cómo no, el refuerzo de los sabios e, incluso, departamento de investigación y aerodinámica de la poderosísima Audi, la firma que compró hace un par de años la marca de Borgo Panigalle. Y, en el segundo entrenamiento del pasado sábado, en Brno, el tricampeón mallorquín Jorge Lorenzo, que es quien lo pidió, estrenó un nuevo carenado, bueno, mejor sería decir una cúpula nueva, más aparatosa, con dos grandes orificios a cada lado, como si fuesen dos inmensas branquias de un tiburón-ballena, que algunos pilotos de la parrilla de MotoGP consideran que pueden ser peligrosas “cuando nos juntemos en la primera curva o peleemos en grupo con alguna de esas Ducati al final de carrera”, como lo eran las alas, de las que el británico Cal Crutchlow, siempre tan oportuno, llegó a decir que “algún día le cortarán la mano a alguno de nosotros, cuando nos rocemos los carenados en un giro o nos caigamos acompañados de una Ducati”.

“La sensación que tengo es que esta cúpula no es mucho más aparatosa que la que llevábamos hasta ahora”, cuenta el italiano Andrea Dovizioso, que empezó a probarla en el entrenamiento del lunes, en Brno, donde no quiso ponérsela a la moto de la carrera porque no la había probado. “Veamos, si éramos una bala, una bomba, peligrosos con las alas según para quien”, dijo ‘Dovi’, con una ligera sonrisa de complicidad en su cara, “lo seguiremos siendo en la misma medida con esta cúpula. Pero, insisto, yo no podré hablar de peligrosidad hasta que no me vea mezclado en carrera con el resto de la parrilla de MotoGP”. Eso sí, ‘Dovi’ no está tan seguro de las ventajas y desventajas que genera este nuevo carenado como lo está Lorenzo, que lo quiere sí o sí.

“Nos quitaron las alas -explica Lorenzo, que, curiosamente, en ese momento pilotaba para Yamaha—y, ahora, ya veo que van a empezar a hacer ruido para que nos prohiban esta cúpula, este nuevo diseño revolucionario de carenado, cuando lo que deberían hacer las otras marcas es investigar como ha investigado Ducati para progresar en la aerodinámica de sus motos”. Esa es, precisamente, la tesis que defiende Maverick Viñales, aunque no tiene muy claro si la cúpula de Ducati será o no un problema en plena carrera. “Hay que aprovechar el reglamento y buscar mejoras, y Ducati se la juega en esa dirección”.

“Yo no soy capaz de decir si son o no peligrosas, porque apenas me he cruzado con ellos con esa nueva cúpula”, cuenta Marc Márquez. “Aunque, la verdad, cuando la ves, se ve mucho más aparatosa que la anterior, pero hay que verse metido en carrera para saber si es o no más voluminosa. Es verdad que hay que buscar el límite del reglamento y esta nueva cúpula., aunque es más grande, fijo que está dentro de los límites”.

“Yo flipo, de verdad”, critica Aleix Espargaró (Aprilia), que no tiene pelos en la lengua. “Yo creo que en esos agujeros, en una caída, se puede meter un puño de gas o una maneta de freno o embrague de la otra moto. No sé, a mi me parece tan peligrosa como las alas. Veo esa cúpula mucho más ancha de delante que la antigua. Y, la verdad, a menudo viendo estas soluciones revolucionarias, extremas, pienso que o nosotros somos tontos o los demás son muy listos”.

No deja de ser curioso que uno de los argumentos esgrimidos por los dirigentes del campeonato para poner freno a la evolución de las alas, primero en la Ducati y, luego, ya en el resto de máquinas oficiales (pues acabaron poniéndoselas todo el mundo), era que quería evitar que se dispararan los costes y que las grandes fábricas se distanciasen, aún más, del resto de motos y equipos de MotoGP no oficiales. "Si no paramos esto, acabará siendo la F-1, sin límite de inversión", se le escuchó decir a uno de los tres más grandes mandatarios del Mundial.

Pues bien, se puso freno (o eso parecía) y Ducati-Audi aún ha invertido más en encontrar una solución "pues la prohibición de las alas, nos ha hecho perder una de nuestras grandes ventajas", reconoció Lorenzo. Pero, mientras, Honda acaba de colocar una alas (ocultas tras una planchita ovalada) en la moto de Marc Márquez y otras más pequeñitas (la chapita es también más estrecha) en la moto de Dani Pedrosa, pero las dos cumplen una función parecida a las alas, más voluminosas, de la pasada temporada. Y Valentino Rossi y Viñales estrenaron, el pasado lunes, una nueva cúpula, cuyos extremos son planos y cumplen el efecto de las alas, o alerones, para ayudar a mantener la rueda delantera pegada a la pista. Pues, eso, todo el mundo se ha gastado mucho dinero en I+D, pese a la prohibición de las alas. Van camino de lograr los mismos efectos con apéndices ocultos en el carenado.