Se acerca el otoño y con él la época del año donde se producen un mayor número de variaciones atmosférica, pasando del aguacero al sol, y de este al granizo, en cuestión de minutos. Si bien después de un caluroso verano, recibimos la lluvia casi como una bendición, los fuertes chubascos y las tormentas repentinas afectan notablemente el estado de las carreteras, por lo que es necesario adaptar nuestros vehículos a la nueva estación. De hecho, este es el escenario perfecto para que se produzcan efectos como el aquaplaning, un fenómeno físico que puede afectar gravemente la conducción.

El aquaplaning se produce cuando el neumático es incapaz de evacuar, a través de la escultura de la goma, el agua que se encuentra en el asfalto, lo que provoca que durante unos instantes el coche flote o patine sobre una película de agua. Es decir, el neumático pierde el contacto con el suelo y su poder de atracción, produciendo en el conductor la sensación de pérdida de control del vehículo durante unos segundos.

Cuando estamos conduciendo bajo una fuerte lluvia o sobre la carretera mojada, delante de las ruedas se forma una acumulación de agua, que, mediante la presión sobre ésta, el neumático va desplazando. Sin embargo, cuando el volumen del agua es muy abundante y la presión es superior a la del neumático sobre el área de contacto, entonces este se sube sobre la capa de agua lo que provoca una pérdida de contacto con el suelo durante unos segundos. En esta situación el coche deja de responder a los movimientos del volante, los frenos o el acelerador, por lo que vamos a ver a continuación cómo debemos reaccionar cuando nos encontramos ante una situación de estas características.

El aquaplaning se debe principalmente a tres factores: el volumen de agua, la velocidad del vehículo y el estado de nuestros neumáticos. Por lo que lo primero que debemos hacer para evitar este fenómeno es comprobar que llevamos los neumáticos adecuados para esta época del año y que, además, tanto la presión como la profundidad del dibujo son las correctas. Lo más aconsejable es colocar neumáticos de invierno, ya que reaccionan mucho mejor en situaciones climatológicas adversas que los convencionales. Según un reciente estudio llevado a cabo por la Dirección General de Tráfico en colaboración con el Consorcio Nacional de Industriales del Caucho, este tipo de neumáticos son más seguros que los de verano en la época del frío: mejor capacidad de tracción, mayor capacidad de frenada, posibilidad de circular sobre nieve y mayor seguridad en superficies heladas.

No obstante, muchos conductores evitan el cambio de los neumáticos puesto que creen que esto les supondrá un importante desembolso económico. Sin embargo, hoy día la globalización y los avances en e-commercenos permiten acceder a la compra de neumáticos baratos en tiendas online especializadas. Hasta hace relativamente poco solo era posible acceder a neumáticos de calidad en tiendas convencionales que nos ofrecían un muestrario muy limitado de tipos y marcas. En cambio, actualmente, han surgido una serie de fabricantes que centran su actividad en desarrollar productos de alta gama a precios accesibles. Muchos de ellos han incorporado en sus talleres a ingenieros que trabajaban para las grandes firmas del sector, accediendo de este modo a la más avanzada tecnología para la producción de neumáticos económicos.

Para asegurarnos de que se trata de neumáticos que cumplen con la normativa europea lo más indicado es llevar a cabo la compra en páginas homologadas donde podemos comprobar los sellos de calidad de las gomas, así como encontrar reseñas de otros usuarios. Muchos de estos portales cuentan además con un servicio de atención al cliente donde un profesional especializado asesora al comprador sobre el tipo de neumático y marca más apropiados para su vehículo.

El segundo factor más determinante de riesgo es la velocidad, así pues en días de lluvia intensa es aconsejable reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad entre vehículos, de este modo evitaremos frenados y cambios de dirección bruscos que puedan favorecer este tipo de fenómenos.

Si aún así nos encontramos antes una situación de aquaplaning en una recta lo más importante es no frenar en ningún momento el vehículo, ya que si frenamos bruscamente, cuando la ruedas vuelvan a retomar el contacto con el asfalto quedarán totalmente bloqueadas provocando que perdamos el control del coche. Tampoco es necesario actuar sobre la dirección, solo debemos perder velocidad hasta que dejemos la balsa de agua atrás y volvamos a recuperar el control del coche.En caso de que nos ocurra mientras estamos tomando una curva, debemos actuar exactamente de la misma manera, mantener la calma y no hacer nada con el volante, simplemente girarlo lo justo para trazar la curva, sin virar más de la cuenta, hasta que abandonemos el charco y recuperemos la adherencia y estabilidad del vehículo.

Por último, y no por ello menos importante, la anticipación. Evita viajar en días de lluvia o fuertes precipitaciones. En caso de que no puedas posponer tu viaje, realiza más paradas de descanso durante el trayecto y vigila el estado de la carretera. Si visualizas charcos o zonas embarradas reduce la velocidad para evitar que la ruedas pierdan la adherencia y el contacto con el suelo y deja actuar a tus neumáticos, hay firmas que ya incluyen sistemas especiales anti deslizamiento para evitar situaciones de estas características.