Una falta a la barrera lanzada por Leo Messi en el minuto 95 puso punto final al frustrante estreno de Argentina en el Mundial. Ese lanzamiento resumió un partido en el que Islandia volvió a demostrar la unión y entusiasmo que la llevó a los cuartos de final de la pasada Eurocopa. Sin hacer nada del otro mundo, los vikingos contuvieron a un rival frágil en defensa y espeso en ataque. Ni siquiera el mejor del mundo pudo brillar. Al contrario, falló un penalti más y coleccionó remates sin éxito. Croacia y Nigeria serán los próximos rivales para evitar el desastre.

No dejó buenas sensaciones Argentina en su estreno. Hace cuatro años se plantó en la final del Mundial de Brasil con muchas dudas, flirteando con el abismo pero salvándose siempre a base de compromiso y el talento de Messi. Con Sampaoli en el banquillo no ha mejorado la imagen. Solo hay que ver ese doble pivote con Mascherano y Biglia, indigno de una selección que sueña con añadir otra estrella a su camiseta.

Le toca pasar horas complicadas a la estrella azulgrana, que tropezó de nuevo con una piedra demasiado habitual en su carrera. Mientras Griezmann marcó de penalti para Francia y Cristiano selló un triplete, Messi fue incapaz de batir a Halldorsson. Disparó demasiado flojo, pero no se arrugó. Lo intentó desde todas partes y de todos modos. No hubo manera.

Islandia exhibió su clásico libreto. Ordenada atrás y tremendamente solidaria, se centró en limitar los espacios, olvidándose del balón. De poco le sirvió a Argentina el 78% de posesión, los 27 remates o sus 674 pases, frente al 22%, 8 disparos y 132 combinaciones de su adversario. Los vikingos fueron directos y ya pudieron marcar en una doble ocasión de Finnbogason y Bjarnason a los nueve minutos. Messi hizo su primera aparición con un gran disparo que dio paso al golazo del Kun Agüero.

Un mal despeje de Caballero propició el empate de Finbogasson, que provocó múltiples grietas en las defensa albiceleste. Ese tanto dejó atolondrados a los argentinos, que se encontraron con un penalti sobre Meza que debía decantar el choque. Halldarsson despejó el disparo de Messi, que comenzó una cruzada particular para subsanar su error. De falta, con la derecha, con la izquierda, de lejos, de cerca... Nada. La muralla islandesa no cayó.