A finales de los años 70, el artista Andy Warhol afirmó que «en el futuro, todo el mundo será famoso durante 15 minutos». Los hay que lo consiguen queriendo y los hay que lo logran sin querer, es decir, a menudo, casi, casi sin poder evitarlo. Eso es lo que le ocurrió al fotógrafo salvadoreño Yuri Cortez, fotoreportero de la Agencia France Press en México DF, que se encuentra cubriendo el Mundial desde hace ya varias semanas.

Cortez fue el fotógrafo que acabó aplastado, abrazado, aprisionado, casi utilizado de colchón en la enorme fiesta que los jugadores de Croacia, titulares y suplentes, protagonizaron, en el minuto 108, en uno de los corners de la portería inglesa, segundos desde de que Mandzukic aprovechase un despiste de la zaga británica para conseguir el segundo gol de su selección que, a la postre, situaría a Croacia en la final del próximo domingo en Moscú ante Francia.

«Cuando vi que Mandzukic marcaba el gol y empezaba una carrera hacia el córner en el que estaba sentado en mi pequeña sillita, lo primero que hice fue cambiar de cámara, dejar sobre el césped la caja con el teleobjetivo y coger la cámara equipada con un gran angular, pues sabía que vendrían a abrazarse delante mío», explicó Cortez a su propia agencia. El problema fue que ‘Super Mario’, en efecto, se quedó de pie, estirado, elevando los brazos al cielo y gritando «¡goooool!» delante de Cortez pero, de forma inmediata, llegaron sus compañeros del césped y todo el banquillo de Croacia para abrazarle, besarle y formar una pira humana.

«Mi sillita, lógicamente, cedió, y ellos, que eran un montón, se vinieron encima mío. El caso es que yo ya tenía bien agarrada mi cámara equipada con el gran angular y no dejé de disparar en ningún momento, de mantener mi dedo sobre el disparador, de ahí que tenga esos primerísimos planos de ellos y de su celebración», cuenta Cortez, que asegura que «ningún jugador, locos de alegría como estaban, se dio cuenta de que se estaban abrazando y felicitando sobre mi cuerpo, pero es normal, los jugadores estaban locos, tremendamente felices».

Cuando alguno de ellos, al parecer Rakitic, se dio cuenta de que, en efecto, bajo aquella montaña humana de felicidad, había un hombre que no pertenecía a la selección, todos se fueron levantando y apartando uno a uno y, al final, el primero en tenderle la mano para levantarle fue el centrocampista del Barça y, a continuación, apareció entre el grupo Vida, que fue el croata que estampó un beso en la mejilla izquierda de Cortez, mientras ‘Super Mario’ y Rakitic seguían interesándose por su estado. «Sí, sí, en cuanto me ayudaron a levantarme y mientras varios recogían mis cámaras, todos se interesaron por mi estado de salud pues, en efecto, pasé un montón de segundos con todos ellos abrazándose sobre mí. Pero es normal. Ni siquiera el beso que me dio, me parece que Vida, sí, me pareció extraño, pues fue una manera bella de interesarse por mí», relata Cortez.