Le decía Fouto a Álvaro Vázquez en Gol nada más acabar el partido que había visto a los tres jugadores de ataque del Zaragoza muy cómodos en el campo. «El sistema nos beneficia a los delanteros», respondió ágil y rotundo el ariete, dando así por cerrados los cotejos hechos entre el equipo de Idiakez y el de Natxo González. El rombo se disolvió para dar paso a un Zaragoza de una riqueza táctica incomparable con el anterior. La variedad de la nueva estructura, elíjase libertad al gusto, permitió ver una estupenda representación en Oviedo, donde el conjunto aragonés se comportó con disciplina marcial en defensa (incluidos Gual, Álvaro y Pombo), se armó con violines en las fases de ataque y ejecutó con fiera precisión.

No hay un argumento único para explicar el cambio radical del Real Zaragoza, igual que no lo había en los desastres pasados. Guarda algunos aspectos trabajados por el anterior entrenador, cada día menos, pero los matices de Idiakez lo han transformado en un equipo de muy buen aspecto, fuerte y lozano, seguro del plan y su desarrollo. Hay convicción en la idea y se han ido reuniendo las piezas que faltaban por sanar o llegar, de tal manera que en la goleada del Tartiere se comportó con esa imponente apariencia que tienen los favoritos al ascenso.

En el nuevo ideario, queda claro, se puede encontrar la filosofía de un hombre de valiente talante futbolístico. Idiakez ha reunido a los tres hombres más determinantes de la plantilla en ataque en cuanto los ha tenido a tono. No solo eso. Les ha creado un ecosistema favorable. Sí les exige apretar en la primera salida, especialmente ante equipos como el Oviedo que pretenden iniciar el fútbol tocando desde atrás (Álvaro ayudó en la banda izquierda y Gual en la contraria, con Pombo ejerciendo un papel similar al del falso 9), pero después no les obligó a ir mucho más allá. A ratos incluso se les vio descolgados el sábado, esperando un error, el robo de un amigo, para liquidar el partido al contragolpe. A la apuesta se le ha unido el acierto. Álvaro, el más delantero de todos, ha marcado dos goles en sus dos partidos como titular.

Por detrás habría que detenerse en la línea de centrocampistas, donde llama la atención James. El nigeriano, uno de esos pocos futbolistas box to box que hoy se ven, ha encajado en el Zaragoza con inesperada naturalidad. Ni siquiera el idioma le ha supuesto una barrera a este stajanovista africano de rictus serio y trabajo correspondiente. Es un artista del robo, severo en la construcción, contenido en la alegría. Se diría que su ejemplar trabajo encaja como un guante en la línea de Zapater y Javi Ros, los dos hombres de más alto rango.

El regreso del capitán ha devuelto a Verdasca a su lugar natural en la zaga. Cuando cada uno juega en su sitio, el fútbol fluye con mayor naturalidad, sobre todo si se mantiene ese cambio de mentalidad repetido por Idiakez, pertinaz en la idea de que el Zaragoza se comporte del mismo modo en los desplazamientos que en La Romareda. Así fue en Oviedo, donde el fútbol le dio la razón con cuatro goles.

VALIENTES FUERA Y DENTRO

Por detrás es por donde menos ha cambiado el Zaragoza, aunque la posición de los laterales es más alta en general. La suma de factores parece una casualidad, pero en el fútbol de hoy casi nada queda al azar. Si el Zaragoza jugó bien y ganó goleando se debió a que su entrenador fue valiente en el planteamiento, puso a los jugadores de mayor talento en el campo y estos entendieron la idea y la ejecutaron. No fue un accidente, nada eventual. El Zaragoza aplastó a su rival con fútbol de peso y argumentos en todas las líneas.

Queda por saber hasta dónde se extenderá este equipo de saludable figura, capaz de conjugar los fichajes con el vigor de su cantera, en la que refulge Soro, el único elemento inesperado de este último Zaragoza. En el club insisten en ir con pies de plomo con el niño, pero el zurdo atacante quiere un sitio pronto, ya, y lo grita cada vez que sale al campo. En dos ratos con el primer equipo ya ha sido capaz de marcar, a lo que habría que unir su acierto en la pretemporada, que acabó como máximo goleador. Ahora manda la casa. Con Zapater, Pombo y Lasure como titulares fijos, con otros que lo pueden ser como Delmás, Guti... Lo que está por venir, se diría, será mejor, entre otras cosas porque faltan por llegar algunos tan importantes como Eguaras, Papu o Guti. Ninguno de los tres será titular por casualidad.