La delegación olímpica de Australia parece haber concentrado todos los males en la semana previa al inicio de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Tras tener que posponer dos días su instalación en la Villa de los Atletas al descubrir que la mayoría de los apartamentos del edificio 17 eran “inhabitables”, la cosa se complicó todavía más este viernes. Una intensa humareda negra comenzó a emerger del sótano del edificio y extenderse por las escaleras en torno a las 17 horas de la tarde lo que obligó a desalojar a la delegación al completo por unos minutos.

Según explicó en un comunicado el director de comunicación de Río 2016, Mario Andrada, el pequeño incendio se produjo algunos restos de material de obra y cajas de cartón que habían sido almacenados durante las reparaciones de urgencia comenzaron a arder. A pesar de que el susto obligó a la intervención de los bomberos el sistema eléctrico el edificio no se vio afectado y no hubo que lamentar ningún daño personal. Sin embargo, el episodio ha llamado la atención sobre la misteriosa cadena de fallos en algunos edificios de la Villa Olímpica y que muchos han comenzado a catalogar de sabotajes directamente.

En su blog del portal brasileño UOL, el periodista Juca Kfourdenunció abiertamente que “los trabajadores que no recibieron sus salarios atascaron las cañerías con cemento, cortaron el cableado eléctrico o simplemente dejaron de hacer las instalaciones eléctricas en los apartamentos” y añadió que “hasta herramientas fueron encontradas en las tuberías”. La contundente afirmación del veterano periodista brasileño no fue la primera y se produjo poco después de que el jefe de la delegación de Argentina, Diego Gusman, diese la voz de alarma sobre los sabotajes.

INVESTIGACIÓN ABIERTA

“Ya estuve en varios JJOO y nunca había visto algo así. No eran piedrecitas en los retretes, eran bloques de cemento y pedazos gruesos de tejido para interrumpir el flujo de agua. No tuve que conversar con nadie para saber que no eran errores de obra. Estoy convencido de que hubo sabotaje”, declaró Gusman al diario O Globo. Los rumores crecieron tan fuertemente que Andrada, director de comunicación de Río 2016, tuvo que admitir que se estaban investigando “algunos casos aislados” pero negó que existiesen “pruebas suficientes” como para confirmar la tesis del sabotaje.

Más allá de los políticamente correctos comunicados de Río 2016, la mayor prueba de que los obreros que construyeron la Villa Olímpica podrían haberse cobrado su particular ‘vendetta’ fue la multa de 169.000 euros aplicada por el Ministerio Público del Trabajo de Río de Janeiro (MPT-RJ) el pasado miércoles debido a la contratación irregular de más de 600 operarios que tuvieron que reparar los supuestos sabotajes en un tiempo récord de 48 horas. “Calculamos que 630 operarios trabajaron en la Villa Olímpica sin contrato de trabajo y bajo un régimen de trabajo exhaustivo de hasta 23 horas seguidas”, apuntó a medios locales el inspector laboral Hércules Terra.

INSPECCIÓN LABORAL

No fue la primera vez que la justicia laboral actuaba sobre las obras de Río 2016. El 29 de julio de 2015 una inspección laboral sobre los trabajadores de la empresa Global Serviços, una de lassubcontratas encargadas de la construcción de la Villa Olímpica, descubrió que la mayoría de los operarios eran inmigrantesde las regiones más pobres de Brasil y que trabajaban encondiciones análogas a la esclavitud. “No tenían una estructura ni condiciones mínimas de higiene. Había cucarachas, ratones y aguas residuales en el suelo de las residencias. Muchos dormían en el exterior del inmueble debido al olor”, denunció uno de los fiscales de tal manera que nadie debería extrañarse ahora del evidente inconformismo de sus constructores.

Lo cierto es que la construcción de los 31 edificios y 3.604 apartamentos de lujo que componen el complejo residencial ‘Ilha Pura’, nombre comercial que asumirá la Villa Olímpica tras los JJOO, siempre estuvo marcado por la sospecha desde el momento en el que la constructora Odebrecht asumió el proyecto junto a Carvalho-Osklen. No en vano, la constructora cuyo expresidente está en la cárcel está considerada como la principal empresa del cártel de corrupción que operó durante décadas en la petrolera Petrobrasy que acabó generando el mayor caso de corrupción en la historia de Brasil.

A nadie se le escapa que el precio del alquiler que Río 2016 pagará por los dos meses de uso pasó de los 14 millones de euros del proyecto de candidatura en 2007 a los 71 millones de euros actuales, es decir,cinco veces más. Un negocio redondo que dará mucho que hablar en el futuro: el coste real de Río 2016 solamente se hará público una vez finalicen las competiciones aunque ya se apunta que será muy superior a los 10.572 millones de euros del último presupuesto.