Tras ocho días alojado en un hotel próximo al centro de entrenamiento de la Marina de Penha, Usain Bolt ha hecho las maletas para trasladarse a la Villa Olímpica situada en Barra da Tijuca. La mudanza del jueves del 'Rayo' jamaicano desató una tormenta de flashes, selfis y autógrafos entre sus fans, voluntarios y atletas. Demasiado para un velocista que necesita de toda su concentración para recuperarse de una lesión muscular en la pierna izquierda.

"La Villa me da una vibración diferente, una buena energía, me hace sentir parte de los Juegos", declaró el séxtuple campeón olímpico a la cadena local de televisión Rede Globo, en apenas la única entrevista que ha concedido desde su llegada a Río.

Bolt habló sin mucho énfasis. Parecía aburrido o cansado de tanto asedio. A continuación añadió: "No iré mucho a la cafetería porque si lo hago tendré que tirar muchas fotos".

Después intentó pasar la enorme presión que siempre le acompaña a la gran estrella local, como no, un futbolista. "Me gustaría encontrarme con Neymar, espero tener la suerte de charlar con él porque soy un fan de su juego".

BUENAS SENSACIONES

Presente en una infinidad de reclamos publicitarios esparcidos por toda la 'Ciudad Maravilhosa', el hombre más rápido del planeta se ha centrado en su trabajo de recuperación y no se le ha visto en ningún acto promocional o publicitario desde que llegó a Río. "Me encuentro bien, mejor incluso que la temporada pasada" (cuando disputó el Mundial de Pekín).

A punto de cumplir los 30 años (lo hace el 21 de agosto, el último día de los JJOO, el jamaicano busca un triple triplete con el que sumaría nueve oros olímpicos consecutivos. Una hazaña inédita que le elevaría aun más a la categoría de mito en activo, y que hace poco más de un mes parecía imposible tras la lesión sufrida en la pruebas de selección de Jamaica para los Juegos. Pero la hazaña parece ahora posible.