Aquel miércoles del mes de junio de 1976 no iba a ser en la ciudad sudafricana de Johannesburgo un día lectivo más, pues se había anunciado una gran manifestación estudiantil. Nada hacía presagiar, sin embargo, la tragedia que se avecinaba. Eran días de exámenes. La mamá de Antoinette y Héctor Peterson había planchado el uniforme escolar de sus hijos el día anterior y ambos lo lucían flamantes mientras tomaban el desayuno antes de coger sus carteras para ir a su centro, la Orlando West Junior School, una escuela solo para negros, en el barrio de Soweto. En el momento de la despedida, Dorothy no sabía que aquel iba a ser el último beso que daría en vida a su pequeño hijo Héctor, a quien aún le faltaban dos meses para cumplir los 13 años.

La fotografía captada por el reportero gráfico Sam Nzima del niño Héctor Peterson, muerto tras ser tiroteado por la policía en Soweto --barrio al oeste de la ciudad sudafricana de Johannesburgo-- llevado en brazos por un joven, junto a Antoinette, la hermana mayor de Héctor, con los brazos en alto, suplicando a la policía que dejase de disparar, se convirtió en un icono mundial de la brutalidad del apartheid en Sudáfrica.

El detonante de la revuelta estudiantil había sido la decisión del Gobierno sudafricano de obligar a los estudiantes negros (que solo podían estudiar en escuelas para negros) a realizar sus estudios en afrikáner, la lengua de los colonizadores blancos, de ascendencia holandesa, en el poder. El decreto había sido promulgado en 1974, y daba un paso más en la ley segregacionista de educación de 1953: la Bantu Education Act. Pero lo que se había iniciado como una protesta pacífica de miles de estudiantes contra el racismo gubernativo, degeneró en una matanza indiscriminada causada por unas decenas de agentes de la policía de Johannesburgo. Al anochecer de aquel día, al menos 200 jóvenes estudiantes (la mayoría con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años) habían muerto en Soweto.

Desde entonces, el 16 de junio es en Sudáfrica el Youth Day, (Día de la Juventud), que este año tendrá para los sudafricanos un carácter especial por cuanto se conmemora el 40 aniversario de aquellos trágicos hechos. Una conmemoración que, como Nelson Mandela hubiera querido, será motivo no para la revancha, sino para continuar con la búsqueda de la verdad y la reconciliación.

Con motivo del presente aniversario, el presidente Jacob Zuma, ha insistido en que la juventud sudafricana debe mirar con confianza hacia el futuro, recordando que fueron ellos --los jóvenes sudafricanos-- hace 40 años, quienes más muestras de valor, sacrificio y resiliencia aportaron para liberar a la nación sudafricana de la brutalidad del apartheid.

No en vano, las muertes de aquellos niños y jóvenes negros de Soweto supusieron un antes y un después en el marco socio-político y la propia historia de Sudáfrica, pues su sacrificio logró movilizar a la comunidad internacional, con cuyo concurso, Sudáfrica comenzó su imparable avance hacia la reconciliación y la democracia.

Asimismo, este 16 de junio de 2016 tendrá un doble valor añadido, por cuanto la fecha servirá también para celebrar el vigésimo aniversario de la entrada en vigor (1996) de la Constitución de la República de Sudáfrica, durante la presidencia de Nelson Mandela, calificada como obra maestra del constitucionalismo, por cuanto ha hecho posible la convivencia pacífica en el país a través de la justicia y el desarrollo de las libertades, lo que ha convertido a Sudáfrica en un modelo de referencia a escala mundial.

Con motivo de la doble conmemoración, el presidente Zuma ha llamado al conjunto de la población sudafricana a desarrollar también ahora, desde el amor a la nación, la justicia y la paz, aquel espíritu de resiliencia que manifestaron hace cuatro décadas los estudiantes de Soweto, de manera que pueda servir de base para la construcción de una Sudáfrica no racista, no sexista y próspera, que avance siempre por la senda de la democracia.

Asimismo, consciente de que el futuro de las naciones está en la juventud, el país sudafricano lleva años aplicando programas para incentivar la educación, la cultura y la iniciativa empresarial entre los jóvenes, en la esperanza de que sus ansias de cambio, creatividad, respeto y tolerancia, serán valores también asumidos por el conjunto de la sociedad.

A la actual juventud sudafricana le corresponde por su parte, en palabras del presidente Zuma, asumir su cuota de responsabilidad, disciplina y patriotismo ciudadano, para llevar adelante este gran reto de libertad que será beneficioso no solo para ellos y sus familias, sino también para Sudáfrica y por ende, para todas las naciones de África.

Historiador y periodista