Los comienzos de año resultan moviditos por el gran número de propósitos que uno tiende a plantearse, pero este 2017 llega agitadito. Nuestros principales partidos celebran los grandes cónclaves y deciden sus lógicas de funcionamiento y sus liderazgos. Febrero es el mes elegido por C’s, PP y Podemos para sus congresos. El PSOE espera un poco más, hasta que las aguas vuelvan a su curso, después de esa mega crisis interna. Lo que está claro es que así como en el sector de la «derecha» no va a haber grandes sobresaltos o cambios importantes, la «izquierda», como siempre, llega dividida, desfondada, sin rumbo, sin liderazgo y proyecto claro, algo que no tiene por qué ser un problema, pero si es un elemento desestabilizador, aunque también puede ser regenerativo total y positivo. Esperemos que sirva para que las fuerzas de uno y otro signo salgan reforzadas y empiecen a trabajar por cuestiones pendientes como la revisión de la Carta Magna y la Ley Electoral, y por qué no, por los derechos de conciliación de los propios parlamentarios españoles, para que se equiparen a los de los europeos, y los diputados (padres y madres) puedan disfrutar de permisos parentales y de bajas médicas que hasta ahora no están previstos (sólo existe la posibilidad del voto telemático, pero no resuelve todas las casuísticas y complica el desarrollo laboral de los diputados). Ojalá que la propuesta que trabajan ERC, PP, PSOE y ECP para instaurar medidas de conciliación llegue a buen término y ayude a mejorar el trabajo parlamentario, y por ende, la vida democrática de nuestro país.

*Periodista y profesora de universidad