Desde que el PP volvió a gobernar tras las elecciones de 2016 se ha dedicado a gobernar sin necesitar a nadie en el senado, o con apoyo de Ciudadanos en el Congreso.

Cada vez la política es más virtual: llena de gestos y anuncios. Propaganda, medias verdades, oportunismo, populismo punitivo llenan la forma en la que el Gobierno del PP aborda los problemas, siendo frecuente que identifiquen sus propios intereses con los del Estado.

Dentro de ese oportunismo, el presidente del Gobierno estuvo el miércoles en Teruel presentando un proyecto de expansión de banda ancha. Nos habló del 300x100, un mínimo de 300 megas para el 100% del territorio español, 525 millones de euros de 2018 a 2021. Pero no nos dijo cómo se articulará el proyecto, ni por dónde comenzarán, ni cómo se distribuirán. Lo único que parece indicar es que se va a dar dinero público a las compañías telefónicas para que hagan un despliegue total. Es decir, no parece que le preocupen tanto las necesidades de la España interior. Si no, que les pregunten a los vecinos de Pancrudo que se han tenido que pagar una antena de telefonía. Es muy fácil hacer promesas electorales sin asumir compromisos concretos.

El grueso de los apoyos del PP está entre la población anciana y en las provincias menos pobladas. Sobre todo porque en estas, la combinación de la ley D’Hont con muy poca cantidad de representantes a elegir favorece ampliamente el bipartidismo más clásico, especialmente al PP. Dos elementos que caracterizan la provincia de Teruel: poca población y envejecimiento.

De un tiempo a esta parte todo el mundo clama contra la hemorragia de la despoblación, que ya empezó a tener tintes preocupantes a partir de los años 50 con el éxodo del mundo rural, vaciando la España interior. A pesar del tiempo transcurrido no habido un gobierno que trazara una política para el mundo rural que al menos frenara el proceso.

La tecnología a principio de los años 2000 se veía como una oportunidad de trabajo en la España interior. Sin embargo, la lenta implantación de las comunicaciones no ha favorecido el proceso, sino todo lo contrario viendo cómo se centralizan servicios en administraciones y entidades bancarias.

La economía de mercado casa mal con la estructura demográfica de Aragón, muy claros los problemas demográficos y económicos de la provincia de Teruel, y, por ende, de la España interior. Si el Gobierno estatal no se toma en serio que hay que hacer una fuerte intervención en nuestro territorio, este no será viable.

¿Qué quiere el presidente del Gobierno? ¿Que parezca que no nos tiene abandonados, que parezca que se va a tomar en serio lo de darnos medios? ¿Qué hay de invertir en una transición justa para las zonas de la minería del carbón? ¿Quiere que no nos acordemos de que no tenemos dotaciones suficientes en casi ningún servicio y medio del Estado? ¿Quiere que no nos acordemos de la precariedad de muchos servidores públicos? ¿De las deficiencias que se han constatado en materia de personal de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado?

El presidente del Gobierno vino a un territorio especialmente castigado por la despoblación y habitado mayoritariamente por personas jubiladas, que ya han perdido la paciencia, a las que Rajoy quiere darles una palmadita en la espalda para que no protesten más, buscando al mismo tiempo el voto de los nuevos electores que sabe que no le apoyan, en una acción desesperada. Vino y se marchó sin pararse un momento a escuchar a las personas pensionistas que se concentraron, ni a los amigos de Iranzo que también estaban allí clamando justicia.

Por cierto, mientras tanto en el Senado, PP, PAR y PSOE coincidían evitando que se constituyese una comisión de investigación por el triple crimen de Andorra, comisión solicitada por unanimidad en el Ayuntamiento de Andorra. No casa la aparente preocupación por la población y el territorio y la realidad del bloqueo y la desgana de asumir responsabilidades.

*Responsable de extensión territorial de IU Aragón