Son 67 las diputadas y diputados que se sientan en las Cortes de Aragón y que se someten a renovación en las ya próximas elecciones autonómicas. Son 67 las propuestas, creemos que razonables y posibles, que CCOO ponemos a disposición de las diferentes opciones políticas con el propósito de contribuir, aunque sea modestamente, al debate electoral. Si además algún programa tiene a bien recoger parte de nuestras propuestas, con la intención de desarrollarlas en el próximo período legislativo, miel sobre hojuelas.

Desde el movimiento sindical venimos siendo muy críticos con una gestión de la crisis que ha llevado a muchas personas a una situación de extremas dificultades y que además ha sido incapaz de tomar medidas paliativas para los efectos más perversos que ha provocado. En pocos años se ha duplicado el número de personas en situación de desempleo, de estas más de la mitad son paradas de larga duración. La foto que se está consolidando es la de un mercado laboral en el cual en torno a la mitad de los asalariados disponen de un puesto de trabajo más o menos estable y la otra mitad rota entre el desempleo y la precariedad laboral. Mientras, se ha rebajado de forma alarmante la cobertura de prestaciones o subsidios a las personas en paro. El número de hogares en los cuales todos sus activos se encuentran en situación de desempleo se ha más que duplicado. Aumenta el número de personas que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, aproximándose ya a las 300.000. La población activa está disminuyendo y son numerosos los jóvenes que, ante las imposibles expectativas de encontrar un empleo decente, enganchan la maleta y emigran. El panorama de los que tienen empleo no es nada halagüeño; aumenta la precariedad, el tiempo parcial y el poder adquisitivo de los salarios cae sin cesar, convirtiéndose en un lastre para el consumo y la demanda interna. Lo grave es que, salvo los discursos, nada parece moverse en una dirección sólidamente positiva.

Y todo esto tiene mucho que ver con decisiones políticas. Se podría haber optado por que el peso de la recuperación se repartiera entre la población de forma más equilibrada, haciendo que soportara más quien más recursos tiene. Pero la apuesta fue otra. Y nuestros gobernantes han decidido que sea la gente con menos recursos, la mayoría, la que tenga que asumir mayor sufrimiento. Y que siga siendo una minoría, los más pudientes, los que se vean beneficiados de este injusto reparto. Pero las cosas se pueden hacer de otra manera. Estamos convencidos de que otras políticas económicas y sociales son posibles si el gobierno que se configura después de las próximas elecciones cambia el rumbo hacia una dirección que se aproxime a los problemas reales que estamos viviendo las gentes de a pie.

No hay soluciones mágicas y mucho menos de un día para otro. Pero es necesario y posible darle más impulso a la economía con planes realistas de desarrollo sectorial, aprovechando los factores positivos de nuestra comunidad autónoma, así como las fortalezas, que las hay, de nuestro sistema productivo. Urge la puesta en marcha de estímulos a la actividad empresarial en aquellos sectores que puedan generar más empleo, sin ceder a la tentación de crear nuevas burbujas que nos den algún susto en el futuro.

La creación de empleo decente tiene que estar entre las prioridades de la hoja de ruta de gobiernos, instituciones, patronales y sindicato. Y para ello hay que interiorizar que es preciso arrimar el hombro con generosidad, trascendiendo intereses particulares y reforzando la negociación colectiva y el diálogo social. No se puede seguir hurtando recursos a los servicios públicos, fundamentales para la calidad de vida de la ciudadanía, dejándolos languidecer, destruyendo empleo y empobreciendo a los trabajadores del sector. Hay que empezar a abandonar el dogma de las privatizaciones como modelo de eficiencia en la gestión. Es ineludible luchar contra el fraude fiscal y apurar los márgenes recaudatorios de que dispone la comunidad autónoma para obtener recursos. Y hay que poner más rasmia y más recursos al servicio de las necesidades acuciantes, de unas condiciones de vida más dignas, para las personas más vulnerables, las que están sufriendo con mayor dureza los desatinos de las políticas que hasta ahora se están implementando.

Todo esto es posible acometerlo mientras se pone manos a la obra en la construcción de un nuevo modelo productivo que nos dé más fortalezas, que nos de más seguridad en los momentos más bajos de los ciclos económicos. En síntesis esto plantean las 67 medidas que desde el sindicato lanzamos a los 67 escaños que serán ocupados después de las elecciones autonómicas. CCOO no está de campaña electoral a las Cortes y ayuntamientos. Pero nos gustaría que las reflexiones y propuestas que aportamos, muy pegadas a pie de tajo, fueran tenidas en cuenta con la misma seriedad y buena disposición con la que las planteamos. Secretario general de CCOO Aragón