El jueves, Abengoa se acogió al preconcurso de acreedores, tras negarse algunos bancos a seguir dándole financiación. Sus acciones cayeron un 54% y ahora su valor bursátil es poco más de 200 millones de euros. Una bagatela si consideramos que en la locura especulativa que campa en este país, la fallida Gowex (humo y poco más) llegó a valer más de 800 millones.

Abengoa, nacida en 1941, no es una inmobiliaria al uso, sino la primera (por facturación y plantilla) empresa de ingeniería española, pionera en los sectores de energía, medio ambiente y aguas; con presencia destacada en EEUU e Iberoamérica, Australia y Oriente Medio. Las ventas de la compañía en el exterior superan el 85% de lo que factura. Nació y creció a la sombra del franquismo y su consejo de administración siempre guardó fuertes y continuas relaciones con el mundo político. Su expansión internacional se ha hecho con pésima visión y estrategia equivocada. La magnitud de su deuda le pone ahora en la tesitura de vender parte de sus activos. Pero puede que no sea esta la jugada que persigan los acreedores, sino trocearla y venderla, la suma de partes puede ser mayor que el total. Así es el capitalismo, no lo olvidemos.

Creo que muy pronto, una parte de los trabajadores van a conocer los efectos de la reforma laboral vigente y temo que no podrán hacer nada por evitarlo... Y no es una inmobiliaria, como tantas que quebraron con la crisis. No, no lo es, pero los mercados no miran el carnet. Profesor de instituto jubilado