"Como eurodiputado y ahora afiliado de Podemos, siempre he tenido la convicción de pertenecer a un partido de izquierda, eso sí, con perfiles diferenciados de la izquierda histórica". Son palabras de Jiménez Villarejo. Este jurista, en un reciente artículo, nos aclara varias cuestiones. Primero: que por mucho que Iglesias, Errejón, Echenique y compañía se esfuercen en mantener eso de que ya no hay izquierdas y derechas, que solo hay arriba y abajo- pues no. Sigue habiendo izquierdas y derechas, lo que algunos mantenemos como una firme convicción útil para interpretar los modelos sociales defendidos por cada cual. Segundo: que Podemos es de izquierda, lo que también contradice el discurso oficial de que ellos no son ni de un lado ni de otro, sino que se instalan en el limbo de los justos, limpios e inmaculados. Tercero: que mantienen perfiles diferenciados de la izquierda histórica. Vale. De no ser así no tendría sentido un partido nuevo. Habrá que concluir que al antiguo fiscal no le gustan los disfraces, ni tampoco los que recomiendan los que mandan en Podemos. Coincido con él en que no valen patrañas y en que es una buena práctica de transparencia política presentarse ante los electores como lo que uno es, sin aparentar lo que no se es. Si hubiera añadido que ese nuevo sujeto político que presentan como nuevo --la ciudadanía--, no es nada nuevo y que además todos formamos parte de él, aunque no seamos ni votemos a su partido, el artículo hubiera quedado redondo.